miércoles, 25 de marzo de 2009

La luna en la bandera - Sexta Parte

Salió de la casa descalzo, cruzó la Rue Tawada y bajó por la arena que ya empezaba a sentirse caliente. El sabía como caminar descalzo en esa arena fina y amarillenta que tomaba cerca de setenta grados arrimándose el mediodía en Marruecos.
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Llegó a la tan anhelada parte húmeda de la playa, ahí, donde el mar apenas llega a besar la costa.
Y miró por primera vez, desde su llegada, al infinito horizonte verdáceo del Atlántico.
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- Argentina debe estar... mmm ... por allá - señaló
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(Zona costera del puerto de Agadir)
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No era extrañar. Era otra cosa. Pensaba en cuán lejos de su destino había nacido. Y que distinta había sido su vida antes de saberlo. La universidad, los amores de juventud, el fútbol en la plaza del barrio. Todo eso, inimaginable ahora.

Ahora todo era Marruecos y su extraño paisaje. Del mundo nuevo, plagado de sierras de piedra y quebrachos, y molles, y el maldito siempreverde que lo invadía todo, a la arena infinita. Esa arena que alguna vez había sido la piedra de vaya uno a saber que cadena montañosa.

Se sentó a esperar que cayera el sol, cerrando los ojos, y pensando en absolutamente nada.

El grupo regresó algunas horas después. Lo encontraron a metros del mar, en la arena, profundamente dormido. Lo despertaron y lo llevaron a la casa. Shilpa, para su sorpresa, venía de la mano con Daniel.




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Durante la cena, comentaron los resultados del trabajo del día, mientras Claudio seguía observando a Shilpa. No hubo respuesta a sus insistentes miradas. Y decidió que a la mañana siguiente, iba a seguir su viaje.

Se acostó en el sofá, y a los pocos minutos sintió pasos, pies pequeños y descalzos se le acercaban. Cuando se dió vuelta, para mirar, vió a Shilpa parada en la penumbra.

- No te entiendo... no sé que pensar...
- Vengo a dormir con vos
- No, no... yo... va a ser mejor que cada uno duerma solo.
- ¿no te gustó ayer?
- Si... pero no entiendo lo de Daniel.
- Con Daniel hace tiempo que estamos juntos
- ¿Y lo de anoche entonces?¿que fué?
- Me dí un gusto Claudio... ¡supongo que podés entender eso!
- Si, entiendo - dijo reflexivo - ... ahora... si no te molesta...

Se volvió a dar vuelta, acomodándose contra el respaldo. Escuchó a Shilpa alejándose en la oscuridad. El resto de la noche fué del silencio y la lejana canción de cuna del mar.

Claudio no se estaba sintiendo cómodo, y la actitud de Shilpa terminó de decidirlo. Era hora de seguir adelante.

A la mañana siguiente, se duchó, saludo a todos, y se fué caminando hacia la terminal. Nadie entendió muy bien esa partida apresurada, excepto Shilpa, claro. Claudio se fué decidido a no dejarse herir nunca más.

Caminando por la Avenué Du Général Kettani, rumbo a la terminal, se detuvo frente a una casa, que tenía una moto en venta en la puerta. La idea se le cruzó como un rayo: Recorrería el trayecto faltante en ella. La moto estaba ya preparada, con alforjas, maletero y un bidón para combustible. El rostro se le iluminó con una sonrisa.

La probó, y andaba muy bien. El dueño era un australiano que se estaba volviendo a su país, después de haber recorrido buena parte de África en esa moto. En un cajero hicieron la transferencia de fondos. Y firmaron los papeles necesarios para circular ante las poco exigentes normas de las autoridades Marroquíes.

Bajó entonces hasta la Avenue Al Moun, y con rumbo al sur, aceleró suavemente, buscando la ruta a Al Aaiún.

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Hizo un alto en la solitaria ruta.
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"No mas paradas" pensó. El asfalto se abría negro entre el cada vez mas lejano océano, y el extremo norte del legendario desierto, el Sahara, donde la vegetación comenzaba a hacerse mas escasa, en la transición gradual de climas.
La parada de Tarfaya, donde lo esperaba un contingente, comenzaba a hacerse borrosa en su cabeza. Tal vez era hora de asumir su soledad y hacer con ella algo productivo.
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Con esa idea, se perdió en el infinito paisaje de arena al atardecer.

lunes, 23 de marzo de 2009

La Luna en la bandera - Quinta Parte

Encontró, dando vueltas por el living, una bandeja giradiscos, conectada a un sintoamplificador valvular, y unos parlantes bastante grandes.


El sol entraba directo a través de las cortinas, y podía oler la sal del Atlántico. Encontró una colección de discos bastante escueta, y entre ellos, apareció un disco que John Coltrane grabó (una rareza) con un vocalista, Johnny Hartman.


- Coltrane con crooner... esto puede ser una enorme sorpresa...


Sabía que Coltrane no aceptaba crooners en sus discos. Esta excepción le decía solo una cosa: Hartman debía ser sobresaliente. Sacó el disco de su cubierta, abrió la bandeja, colocó el disco con sumo cuidado, y acomodó la púa en el primer surco. Y oyó el característico sonido cíclico de los discos de vinilo. Escobillas... y las primeras notas del piano.


Se sirvió la segunda taza de café, y se acostó en el sofá, tirando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. El momento era perfecto.





Hartman destilaba las emociones a través de su voz, mientras Coltrane hacía su parte instrumental. Claudio volaba, soñaba, recordaba, reía y sentía como la piel reaccionaba, erizando los pelos, ante semejante ataque emocional.


Era como un flash de Heroína. Incontrolable. Fascinante y aterrador. Una montaña rusa. Y se dejaba llevar por los recuerdos que se estaban desenterrando, y venían por el. Lentamente, como cuando había tenido ese orgasmo intenso junto a Shilpa, comenzaba a relajarse, a respirar acompasado, a irse en ese ensueño.


Sorbió su café. Y se dispuso entonces, a viajar al pasado, acompañado por el sonido lejano del mar y la melodía que invadía aquella casa.


El recuerdo lo impactó como un meteorito. "Es por reducción de personal" había dicho el gerente. Aquel despido había disparado una serie de acontecimientos que de otra manera, hubieran sido parte de sus sueños mas desbocados. El dilema en aquel entonces había sido volver a casa, empezar otra vez a ver los clasificados, entrevistas, promesas, currículos, viajes... o dejar todo atrás.



Un tiempo atrás, un amigo le había comentado acerca de los campos saharauis. Lo había visto en un documental. Comentaban lo que eran esos campos, su administración, la independencia saharaui, y el estado de aquellos en estos campos. En aquel entonces, no le pareció algo de interés y lo dejó pasar. Un tiempo después aquella idea lo había tomado por asalto. Cuando decidió investigar, su amigo le había dicho que era una locura. El Sahara, dejar todo atrás, arriesgarse. Claro, que Claudio no tenía ya nada que perder...

Apareció entonces el accidente. El entre los hierros con el cinturón puesto, lo que había sido su familia dispersa en el asfalto y la banquina, fuego, gente corriendo, y la linea blanca punteada al alcance de la mano. Un camión venía adelantando a otro y no hubo mas que hacer, que buscar la banquina. El camión hizo lo mismo, así que Claudio volvió al asfalto, pero el auto no tenía ya control. Se encontró con las ruedas del primer camión.
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Claudio en el sofá, apretaba los dientes, los puños, los párpados. Pero no alcanzaba ningún esfuerzo para contener aquellas lágrimas.
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- Tengo que viajar a Río Cuarto, hablé con una gente acá y necesitan a alguien como yo allá.
- Te acompañamos - dijo el padre.
- No... no hace falta... si voy y vengo en el día.
- Igual vamos... nos hace falta una salida.
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Aquella salida había resultado trágica. Claudio de pronto se encontró solo en el mundo. Solo, en un mundo de gente sola. Solo, sin trabajo, sin expectativas de un futuro feliz. Vendió la casa paterna apenas pudo, con todo lo que tenía adentro.
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Con todo eso, depositado en una cuenta, partió una noche desde el aeropuerto de Córdoba, hacia San Pablo, y de ahí cruzaba el océano, esperando encontrar del otro lado aquello que ya no tenía en este.
Una vida. Un futuro. Una sonrisa.

Ya en España, el oficial de aduana preguntó

- ¿Razón de su viaje?
- No lo se...
- ¿Perdón?
- Vengo a buscar trabajo, para quedarme - dijo Claudio. Los ojos se le humedecieron.
- Entiendo...
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Selló su pasaporte. Y agregó en voz baja:
- Encuentreme en media hora en el bar de la planta baja, el que tiene mesas rojas.
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Claudio se sorprendió, pero optó por esperar.
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- ¿Está escapando de algo?
- Si... de mí.
- Lamento decirle que no sirve cruzar el océano mi amigo.
- ¿Sabe de eso?
- Yo lo crucé hace veinte años. Escapando de las dictaduras. Soy Uruguayo.
- No sabía donde ir... creo que acá tengo algún pariente perdido.
- Aquí en España está muy complicado el trabajo para los extranjeros.
- Veré que hago entonces...
- Tengo entendido que en Marruecos, en el ex protectorado español, hay mucho por hacer.
- ¿Trabajo?
- Hay una enorme mixtura de gente. Es una zona turística que quiere crecer.
- ¿Y el visado?
- El español le sirve.
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Claudio hizo una pausa, y luego de suspirar dijo:
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- ¿Porque me ayuda?
- Porque hace veinte años, alguien hizo lo mismo por mí.
- Entiendo...
- No, no entiende. Yo, soy usted, pero veinte años después.
Recordó la primera vez que llegó a Casablanca en barco. La ciudad le parecía una blasfemia a aquella que había imaginado toda su vida. Los modernos edificios, las anchas avenidas, lo tomaron por sorpresa.



"Me engañaron toda la vida" pensó.

Lentamente comenzó a abrir los ojos. No se había movido del sofá, pero había viajado durante horas. La púa saltaba contra la ultima pista del disco. Había terminado hacía tiempo ya.

Se levantó, se acercó al ventanal, y miró al océano.

"Nos engañaron toda la vida" - dijo. Miró la taza, y se tomó lo que quedaba de café frío.

jueves, 19 de marzo de 2009

La luna en la bandera - Cuarta Parte

Cuando despertó a media mañana encontró la mesa lista para desayunar. Una taza, unas tostadas, huevos, frutas, y cereales. El café perfumaba la casa solitaria.

"Como voy a extrañar las facturas" pensó, proyectando su vida a partir de entonces.

En el desierto había ciertos lujos que uno no podía darse, como tomar agua de un río serrano, o comer sin arena, por mucho que lo intentase. Recordó una charla con Lisandro, médico venezolano que había conocido en el campo de los saharauis. Uno de ellos tenía serios problemas para respirar.

- ¿Silicosis? - Preguntó Claudio
- Si... así lo conocemos nosotros.
- ¿Y ellos?
- Para ellos es natural... dicen que se los va llevando el desierto.
- Oh...
- Aha... dicen que en su vida, lentamente, se van uniendo al Sahara, y un día...
- Se los lleva...
- ... si... verás... es algo normal. Aquí, el que no muere por silicosis, se lo autopsia.

Lisandro había partido aquel año, si bien su intención era volver a su país, terminó internándose en el África. "Decisión de último momento" habia dicho. Nunca mas había tenido contacto con el.

No quedaba nadie en la casa. El equipo completo había salido al mar temprano, a aprovechar la luz de aquel imponente día.

Claudio tenía pensado viajar aquel mediodía hacia El Aaiún, pero no quería desaparecer sin despedirse del grupo. Tal vez esperaría hasta el fin de semana para irse, y disfrutaría de unos días en compañía de aquellos locos que desafiaban al océano por vocación.

Y para que negarlo, tenía ganas de seguir con Shilpa lo que había comenzado la noche anterior. Si bien no era una apuesta con vista al futuro, su piel suave y su hábil lengua húmeda le habían hecho recordar lo que era sentir placer.

Algo que le estaba vedado desde hacía tiempo, cuando su pareja había decidido dejarlo sin muchas explicaciones por otro hombre.

Mientras terminaba su café, delineó mentalmente su plan original.



La conquista del desierto.

martes, 17 de marzo de 2009

La luna en la bandera - Tercer parte

La descarga de los frenos de aire lo despertaron bruscamente.

- ¡Agadir! - gritó el conductor.



La tarde caía, y a través de la ventanilla pudo verlo a su viejo amigo Dan, el único alemán en el universo que contaba buenos chistes, y que además, se reía con ganas. Sonrió, al recordar la ultima vez que lo vió. Dan lo reconoció entre los pasajeros. Sus dientes blancos y sus lentes se distinguieron entre los demás en la terminal.
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- ¡Amigo viejo! - dijo Dan, fingiendo dificultades con el idioma.
- ¡La desgracia parece no tener final! - rió Claudio
- Disculpa mi la dificultad con la idioma...
- Dan... hablás mejor que yo el español... maldito cerdo alemán...


Se abrazaron largamente. Dan también era el único alemán capaz de abrazar sin sentirse avergonzado, quizás por el entorno en que vivía desde hacia doce años, quizás por mezclarse con gente de todo el mundo, con distintos conceptos de amistad o afecto.

Tomó los bolsos de Claudio, y caminaron hacia el estacionamiento.

- ¿Como pudiste ser inconsciente de volver aquí?
- Necesito cumplir un sueño. Un viejo y postergado sueño.
- ¿Y en Argentina no se podía cumplir?¿o necesitabas mas arena?
- Necesitaba gente con sueños nuevos, con esperanzas. Con ganas de cambiar.
- Eso aquí sobra mi amigo... aquí la esperanza tiene menos de cien años.

Subieron al auto, y partieron hacia un apartado caserón, en las afueras de la ciudad, desde donde se podía ver el atardecer en el mar.


- Las cosas cambiaron mucho aquí en el desierto Claudio - dijo serio Dan.
- ¿Que es lo que cambió?
- La gente ya no soporta las diferencias y la miseria, y se están agrupando...
- ¿Por etnias o por partido político?
- Etnias... y esto es lo peor... me hace recordar las historias de mi abuelo en Alemania.
- ¿Tan grave?
- Están empezando a demostrar el odio hacia todo. Con solo vivir en otro barrio...
- Ya sos enemigo...
- Así es. Al menos en Alemania había un odio racial bien identificado. Pero esto...
- ¿Y el gobierno?¿no actúa?
- El gobierno reprime, y fomenta mas aún el separatismo. Increíble.


Claudio pensó en el país que había dejado atrás, dividido brutalmente desde el poder en clases sociales y en colores de piel. Si bien el panorama en Agadir era sombrío, al menos la gente apuntaba a estar mejor como conjunto, y no a prevalecer sobre otros grupos.


Cuando llegaron al caserón, estaban esperándolos en la puerta el resto del grupo. Estaban presentes ahí Irlanda, India, Japón, Cuba, Canadá y Rusia. Hombres y mujeres agrupados sin distinciones, llevando adelante un proyecto ambientalista. Algunos acompañaban a Dan desde hacia doce años, cuando había llegado a Agadir solo con equipos y protector solar.
Recordaron cuando, por casualidad, Claudio estaba en la playa, esperando la hora de abordar el ómnibus a Rabat, y vió a Dan gruñendo y pateando en la arena, mientras uno de los equipos de medición había quedado a medio armar.
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- ¡Casi perdemos el trabajo de años! - dijo Dan
- ¡Nada tan peligroso como un alemán furioso! - dijo Evan, el Irlandés
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Rieron de buena gana.
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El había ofrecido su ayuda para repararlo. Y al hacerlo, solo pidió a cambio una bebida fría. De inmediato lo invitaron a quedarse con ellos. Hacia ya cinco años de eso.

- Falta la guitarra y la fogata en la playa - dijo Claudio.
- No amigo... no falta nada!
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Aquella noche, haciendo un descanso de aquel viaje interminable, Claudio pudo reir, cantar, y comer decentemente. Cuando las llamas se estaban apagando y solo quedaban brasas, decidieron ir a dormir a la casa. Claudio no recordaba ya la sensación de dormir en una cama. Por eso no se molestó cuando le avisaron que debía compartirla.


Se acostó mirando hacia la pared, vistiendo un pantalón liviano y el torso desnudo. Sintió a otra persona acostándose al lado.
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- Espero que no molesten mis ronquidos - dijo Claudio
- Espero que no sea yo la que ronque - dijo Shilpa, la oceanóloga India.
- No... de hecho... esperaba tener una suerte peluda y ruidosa - rió Claudio
- Tal vez la suerte esté cambiando...


Claudio sonrió. Después de todo, el viaje estaba empezando a ser muy distinto de todo lo que había planeado.

lunes, 16 de marzo de 2009

La Luna en la bandera - segunda parte

Ya en la terminal de Rabat, bajó su equipaje del auto.


El mundo de gente que lo rodeaba, no lograba consumir esa sensación de soledad que lo inundaba. Entre miles de cámaras fotográficas de ultima generación, se debatían los atuendos típicos que pugnaban por conseguir lugar en alguno de los transportes a los pueblos del corazón del continente.


Las grandes ciudades, con sus enormes carencias, seguían siendo una promesa, un horizonte donde las posibilidades eran infinitamente mayores que en el reino de la arena.


Rabat se convertía obligadamente en una puerta de entrada a la siempre enigmática África. Las risotadas y bravuconadas de los rostros blancos se mezclaban como en un ajedrez infinito, en el eco de la terminal, con las penas y esperanzas de los rostros moros.


Claudio se integraba mejor a estos últimos. En Rabat, así como en el resto del continente, los que no ostentaban cámaras y bolsos coloridos, nuevos y relucientes, eran los mas confiables.


Sacó el pasaje a Al Raaiún, con un árabe aceptable. El vendedor, asombrado, preguntó.
- ¿Vacaciones?
- Trabajo... voy a buscar agua en el Sahara - dijo con una sonrisa.


El vendedor rió, y le entregó su boleto. Lo saludó en francés.
- Bonne fortune!
- Merci


Subió el equipaje a la bodega. Cuando se acomodó en su asiento, miró la estación a través de la ventana.


El ómnibus olía una mezcla de perfume ambiental barato y transpiración. Aunque era una unidad bastante moderna, el mantenimiento se le antojaba nulo. Se arrebujó en el lugar, e intentó dormirse un poco. Una turista portuguesa se le sentó al lado, ocupando un poco mas de su asiento.


Cuando comenzaron a moverse, lentamente, Claudio fué cerrando los ojos, intentando no tocar a la mujer que estaba a su lado.


- ¿English? - Vociferó en su oído la mujer.
- Berebere - respondió Claudio.
- ¡Aaaah! - gritó con evidente alegría la señora rubia




Por todos los medios, intentó sacarle una palabra, pero Claudio resoplaba y se ponía mas contra la ventana. A cada embate, la misma respuesta. Ella no se daba por enterada siquiera de las intenciones de Claudio.

- ¡Berebere!¡Look! - dijo mostrándole unas fotos en la cámara digital.
- Señora, hace un día que estoy viajando, sufriendo, transpirando, y me falta mucho aun, así que si no le importa, me gustaría descansar un rato antes de verme obligado a enfurecerme.


La señora entendió las suficientes palabras del mensaje. Su sonrisa estúpida se borró de inmediato.


Así, a sesenta kilómetros de Agadir, y con la vista clavada en el Atlántico, Claudio pudo cerrar los ojos, y soñar al menos por una hora, como sería su vida a partir de ahora.

viernes, 13 de marzo de 2009

La Luna en la bandera - Primera parte










Cuando bajó del avión el paisaje no lo sorprendió. Lo llenó de recuerdos.

El resto de los pasajeros bajaban de la aeronave y gritaban, o reían, o sacaban fotos. Pero para Claudio todo era tan conocido, que adoptaba la indiferencia típica de los habitantes del lugar.



Lo estaba esperando un auto, para llevarlo hasta la terminal de Rabat, y desde ahí, seguiría el viaje en ómnibus hasta Agadir.



Punto de control en Agadir







Parada obligada, en Agadir saludaría a unos viejos amigos, pasaría la noche, y seguiría hasta Tarfaya donde lo esperaban un grupo de saharauis y extranjeros. Con ellos, el resto del viaje sería en camión.



Agradecía al cielo no tener que hacer ese trayecto nuevamente en camello, como la primera vez.

"Voy a tardar mas en llegar desde acá al campo de refugiados en Sahara, que lo que tardé en cruzar el atlántico" pensó.

El viaje de mas de ocho horas hasta la ciudad del sur, mas otras ocho horas seguras de viaje a través de las arenas hasta El Aaiún cruzando por el ex Sahara español, era por mucho, mas largo que las once horas de vuelo. No veía la hora de llegar por fin al campo donde se refugian desde hace décadas los habitantes del desierto, los saharauis.



Distrito financiero de Al Aaiún











En esos campos, donde suelen buscar atención medica, alimentos, y educación, estaban esperándolo a Claudio hacía tiempo. El grupo que integraría en Tarfaya estaba conformado por médicos, dos de ellos cirujanos, ingenieros agrónomos, electricistas, y maestros de diversas artes y ciencias. Y un especialista en redes de datos y sistemas. Uno solo. Claudio.


Claudio seguía pensando en el trayecto, ya conocido. Hacía cinco años que se había ido de Marruecos para volver a Argentina. Las cosas en aquel entonces, no habían terminado bien, debido a una administración deficiente y un grupo por demás heterogeneo. Y los saharauis que no colaboraban en lo absoluto.





Esta vez, la promesa era diferente. Diferente a lo que habían prometido los últimos cuatro años.

Los saharauis estaban siendo sistemáticamente diezmados por el gobierno Marroquí, y necesitaban organizarse mejor para poder hacer frente a su inminente desaparición. Desde 1974, el plan de ocupación por parte del gobierno estaba logrando su objetivo de destierro. No podían permitirlo. Para eso, necesitaban formarse, instruirse. Pero ante todo, necesitaban un verdadero líder.

La administración de los campos, historicamente realizada exclusivamente por la ONU, había aceptado por primera vez integrar a un saharaui. Esto, era un enorme avance para esa gente, ya que por primera vez participaban activamente del futuro de su pueblo. La historia esta vez, parecía torcerse.

La tarde caía y empezaba con ella un viaje eterno y una esperanza desconfiada. El tiempo diría si Claudio había sucumbido otra vez a sus propios sueños, o esta vez, los sueños se convertirían en una realidad palpable.


Con los ojos llenos de paisaje, de sol y de arena, Claudio salía del aeropuerto de Rabat para enfrentar el mayor desafío de su vida.

El aún no lo sabía. Pero estaba en su destino.


Dejar su huella.

jueves, 12 de marzo de 2009

Se busca tesoro perdido

Perdí 15 años de mi vida.

A cálculos groseros, me perdí de tener varios hijos en el secundario, me perdí risas, no escuché millones de "te amo"s en la cama de madrugada, me perdí muchos spaghettis al pesto y vaya uno a saber que mas... que se yo... creo que me perdí tantas cosas!

Gracias a eso, tuve otras cosas, otros "te amo"s, otras risas, otros sentimientos, otras experiencias... pero... ¡que duda!

15 años no son pocos.

Y todo por un malentendido.

Una palabra no dicha... un llamado no hecho... y ¡paf!... 15 años.




Me parece que hay cosas que no hay que dejar pasar. Por mas difíciles que sean de encarar.

No dejen pasar este consejo. Y acuerdensé, 15 años.


Porque, la sensación que me queda hoy, es haber desperdiciado mi vida buscando lo que ya tenía.

De ahí a la locura hay un boleto de bondi.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Cualquiera hace publicidad

¿Vieron la propaganda esa de celulares, que el tipo tiene cabeza de león?

Bueno.

Me resulta chocante. Y no sabía porque.

El otro día, Ceci me paso un correo, con un texto de Salzano (un escritor cordobes, coautor con Jairo de muchas canciones) donde exaltaba esa publicidad y la trasladaba al ámbito hogareño.

No me gustó. Y no supe entonces porque.

Anoche, hablaba con Arlequincita, y salió el tema de los leones.

Y ahí me dí cuenta. Lo que me molestaba de todo ese asunto.

Los publicistas, eligieron al león como símbolo de la lucha, la garra, la supervivencia, y hasta de la paternidad.

Error.

El león es el animal mas vago, cobarde, e inútil de la naturaleza, partiendo desde que se lo llama "rey de la selva" y habita en las sabanas. No es un ejemplo a seguir.
El león solo se pelea con sus pares para procrearse. Abandona (y mata en muchisimos casos) a sus propias crías, huye de las peleas que sabe que va a perder, no caza, no defiende a la manada.

Nada. Se tira todo el día al sol, y aparece a comer y a aparearse.

Si conocieran la tele, serían idénticos al 80% de los maridos existentes en mercado.

El león, es un animal muy poco ejemplar. Y esto, los BURROS de la agencia NO LO TUVIERON EN CUENTA. Pero eso hubiera sido tan solo un error, si los BURRAZOS de la empresa lo hubieran tenido en cuenta. Pero NO LO TUVIERON. Claro, esto hubiera sido un ERROR ENORME, si la gente hubiera rechazado esa propaganda, por saber lo básico acerca de los leones.

Ahora, puedo comprender que la gente no esté al tanto de los hábitos leoninos, pero si de cual es el ultimo celular. Es entendible. El celular divierte y el conocimiento aburre.

Lo que me parece INCREIBLE, es que un tipo culto, bien instruido, con capacidad para escribir en un diario, con el curriculum de haber coescrito canciones inolvidables con Jairo, que da cátedra, conferencias, charlas y entrevistas, NO HAYA PUESTO EL GRITO EN EL CIELO con esta publicidad, sino que ADEMAS, ¡ESCRIBIO UN TEXTO EXALTANDOLA!.

Sinceramente, no sabía porqué me había parecido raro e inapropiado el texto que me pasó con la mejor intención Ceci. Ayer lo supe.

Ojo. No estoy diciendo que Salzano sea un ignorante. Ni nada parecido. Digo, que me parece increíble que haya exaltado ESA publicidad.

Supongo que esta locura en la que estamos nadando hoy, nos hace perder a veces el rumbo, o confundirnos. Y dejamos de ver las realidades mas evidentes para sumergirnos en filosofías fútiles.

Y creo firmemente que un tipo tan capaz como el, no debería permitirse ese tipo de errores.

Por el bien de sus lectores... digo.

martes, 10 de marzo de 2009

Imagenes Paganas

Hoy, una joyita que data del último mundial de fulbo.



Si... dale bigote... hacete el boludo!

lunes, 9 de marzo de 2009

Nanci (¡con "i" latina!)

Desde hace un tiempo sucumbí a las bondades y maldades del facebook. Y me encontré con caras y nombres que había dejado ir en el tiempo y otras que se enterraron muy muy profundo en el humus cerebral que me rellena el mate.

Y así, buscando, la encontré a ella. Nanci. Alguna vez les mostré una foto, había soñado con ella en una prueba de sonido con Luca.

No importa eso. Importa la historia.

Corría el año 1992, y yo hacía un curso en el IAC de operador de PC o algo así. Y ahí la conocí a Nanci entre planillas de Lotus123 y Borland dBaseIII, entre Wordstar y cervezas.

Cuando la , solo pensé que era una hermosa chica. Rubia, hermoso cuerpo, sonrisa inolvidable. También la vió mi compañero de banco, Andrés. El enamoramiento fué inmediato. Yo lo supe.

Pasó aquel año, y Andrés no sabía que mas hacer para convencer a Nanci de que era un buen pibe. Andrés era un tipazo, pero lo vendía su propia picardía. Y con Nanci ya charlábamos un poco mas fluido, ya que estábamos embarcados en el trabajo practico de dBase, un sistema de facturación para una inmobiliaria (aún recuerdo los nombres de los módulos y pantallas).

A esa altura, Nanci ya no me gustaba. Me sacaba el sueño. Pero estaba Andrés haciendo los esfuerzos mas sinceros para convencerla de que sus sentimientos eran auténticos.

Ese viernes el me dijo que si ella me preguntaba, que le diera una mano... el estaba completamente enamorado.

Nanci cumplíó años un sábado. La llamé ese sábado para el "feliz cumple" (aun recuerdo su teléfono) y entre palabra y palabra, me autoinvité a su casa. Fuí con un amigo.

Y charlando con ella en el balcón, viendo el paisaje del murallón de una fábrica, me preguntó por Andres...

Y mi corazón me llevó a cometer la traición mas grande después de la de Judas:
Le dije que Andrés no era un tipo serio, que no sabía si era sincero con ella, etc.
Jugué para atrás a conciencia.

Traicioné a un amigo, por ella.

Por su sonrisa, por su cuerpo, por sus ojos. Pero mas que nada, por su forma de ser.

Traicioné a mi amigo por ella.

Y sin saberlo, lo pagaría carísimo.

Ella fué mi primer amor real, el único, inocente, dulce, sincero. El primero. El mas maravilloso. También fué la primera en dejarme, en un paso a nivel de la estación Villa Bosch, una tarde de enero. Cuando me dejó, empecé a fumar, me enamoraba compulsivamente, y abandonaba de la misma forma. Durante mucho mas de 10 años, el fantasma de Nanci me atormentaba. Su desaparición en mi vida, marcó años de dolor.

El sábado pasado, después de 17 años, pude decirle eso. Ella fué mi primer amor real. Ella, fué la que me hizo entrar al mundo del corazón. Ella fue también la que me empujó al dolor, y al naufragio emocional. Y aparentemente, ella no lo sabía. Y se lo dije con extrema ternura, la que ella me genera.

Ella, me dijo que yo había sido el hombre mas dulce que había conocido.

Y por primera vez en décadas, me sentí a mano con la vida. Por primera vez sentí que había sacado de adentro algo que estaba enterrado, como los dinosaurios en los desiertos. Y este no era un dinosaurio de los pequeños. Este era un brontosaurio. Y no lo pude sacar en el 94, cuando la ví en Unicenter.

Llevó 17 años, interminables, de no recordar, para poder hablarlo con ella y, finalmente, poder olvidar lo que dolió su partida.


Porque, aunque se demore demasiado, todo en esta vida llega. Inexorablemente. Y a SU propio tiempo.


(Post dedicado a Violeta, que lo anda necesitando)

jueves, 5 de marzo de 2009

La Infiel - 4.0 - Crónica de un final anunciado a los gritos

El aire se había enrarecido por aquellos días.

La charla no había sido fructífera y los dos lo sabían.

Aquella mañana la conversación fué en el auto.

- Me quiero separar - dijo ella.
- Yo también - mintió Luis - Pensé que iba a poder con esto, pero no.
- No tiene mucho sentido que sigamos.
- ¿Y Matías? - asestó, esperando cambiar el rumbo de la charla.
- No creo que seamos un buen ejemplo para el así
- Podemos intentar viviendo juntos pero separados.
- Luis, parece que no te das cuenta, pero ya no hay amor entre nosotros.
- ¿No?, a mi me parece que...
- Hay costumbre. Es lo único que hay.

Luis se quedó en silencio, mirando el camino. Carola estacionó el auto en una esquina.

- Nunca te fuí infiel - dijo Luis.
- Eso ya no es lo importante. El nene no tiene nada que ver en todo esto.

...

Carola recordó la tensión eterna que se vivía en su casa. Tensión que comprendió ya de grande, cuando un pariente ebrio ventiló algo a medias en una navidad. Ella no había entendido mucho hasta ese día.

"¡Vos me venís a hablar de moral y valores!" había gritado la tía Kela y todos quedaron en repentino silencio. La tía Kela había bajado la cabeza en clara señal de arrepentimiento, mientras que Carola, lentamente, había alzado la vista al cielo.

"Entonces era por eso que papá dormía en otra habitación... no por los ruidos" razonó. Ahora todo era evidente y claro como aquel río de las sierras que Carola recordaba de su infancia.

...

- ¿Y eso que tiene que ver Caro? - dijo Luis - ¿el nene no tiene que ver en que?
- Pensé demasiado rápido. Lo que quería decir es que el nene no tiene que vivir esto.
- Esto... ¿que sería?
- La hipocresía que tuve que vivir yo durante años. Mis viejos fingiendo ser una pareja.
- Pará... tus viejos no son como nosotros.
- No, claro, nosotros nos amamos, ¿no?.
- Claro...
- ¿COMO PODES SER TAN CIEGO LUIS? - gritó Carola.
- ...
- ¡COMO PODES!¡ME ENCANTARIA SER TAN IDIOTA PARA VIVIR EN PAZ!

Ella se bajó del auto y caminó hacia su trabajo. Luis, tardó varios minutos en reaccionar. Cuando lo hizo, se sentó al volante, y salió aturdido. No vió el camión que venía por la derecha.

Lo tuvieron que sacar del auto entre varias personas que pasaban por el lugar.

Carola recibió el llamado. Cuando cortó, lo primero que hizo fué llamar al abogado para empezar el divorcio.

La decisión estaba tomada.

La esperaban un litigio interminable con su esposo, una vida de madre sola, y un futuro incierto.




Incierto, si... pero esperanzador.

miércoles, 4 de marzo de 2009

ESTE POST QUEDO COMO LA MONA!

Hete aquí, el prometido, excelente, fuerte, crudo, desgarrador y controversial texto elaborado por nuestra amiga simiesca. Bueno, no es para tanto... prometido y excelente, y ya.

Sin mas, procedo a introducirlos al maravilloso mundo de la mona loca. ¡Salud!


(este texto no posee correcciones ni intervención de ningún tipo de la redacción. No, de ninguna señorita tampoco)


Ahora que sabe manejar…

Ahora que gracias a las clases particulares, personalizadas y online que ha brindado don Gato usted, señora, es capaz de salir a la calle y lograr que el auto haga casi todo lo que usted desea que haga. Ahora que gracias al excelente curso del Gato, usted, señora, se encuentra habilitada por la entidad correspondiente a su ciudad a manejar vehículos de 4 ruedas de hasta cierto tonelaje y le han otorgado la licencia correspondiente (y un cartoncito que dice “principiante” que debe poner en lugar visible – obligatorio para CABA y La Plata por lo menos-.)

Ahora, enfin, que toda la primera parte está resuelta, puede ocurrir que se sienta un poco insegura las primeras veces que sale con el auto sin su instructor amigo. Y puede ser también que se le ocurra que su pareja, consorte o similar la acompañe en las primeras travesías.

Aydiós.

Su partenaire, hasta este momento dueño único y exclusivo del rodado en cuestión, tiene muy afianzada la idea de que “él” sabe manejar, mientras que “usted” no sabe. Bajo la máscara de “Sí, mi amor, cómo no te voy a acompañar, si vos sabés que yo te apoyo en todo” se esconde la seguridad de que usted es un mono con navaja. Que sólo puede manejar en Mar Chiquita un día feriado. O el changuito del súper ( y hasta ahí).

Como todo principiante, usted tarda un poco en recordar toooodo lo que tiene que recordar del manejo. Además es muy probable que usted no haya aprendido con su propio auto, y ahora se tiene que acostumbrar a éste.

A) Encendiendo el auto

Empezarán las primeras indicaciones:
- Te fijaste si está en punto muerto?
- Poné los espejos.
- Y? dale, arrancá.
- Tenés que sacar el freno de mano, mi amor.
- Dale más a la llave!
- No, así no que se ahoga !!! Bueh. Vamos de nuevo.
- Mirá antes de salir.
- Guarda el embrague, no lo soltés de golpe! De golpe no! Qué te dije!!!!!

Usted haga “ommmm” y piense que él la ama, y la quiere ayudar. Que está poniendo toda su sapiencia y experiencia en las callecitas de su ciudad. No se ponga nerviosa. Afloje la mandíbula, vamos. Respire hondo. Bien, ya arrancó y lo sacó a la calle.

B) Andando con el auto.

OK. Ya logró arrancarlo y comenzar a andar. El empezará entonces OTRA VEZ a aconsejarla, basándose en su sapiencia y exper…ah, ya le dije? Bueno, eso.

- Mirá por el espejo.
- Vas muy rápido, vas muy rápido. Miraste por el espejo?
- Uuuuuuyyyyyy le estás pasando muy cerca al de la derecha, tené cuidado. Tenés que mirar por los espejos! Uuuyyyy, lo viste al de la moto? TENES que mirar por los espejos!
- No largues tan fuerte el embrague!!!!! Me vas a romper mi auto!
- Seguí el tránsito! Vas muy lento! Vas muy rápido! Seguí el tránsito.
- Poné tercera! No ves que el auto “te pide”? Poné cuarta. Cuaaaaarrtaaaaaaaa! No ves que el auto te pide????
- Frená, que está en rojo. Frená despacio! Estás frenando fuerte!
- Poné primera. Poné segunda. Poné tercera. TERRRCERRRAAA. No ves que el auto te pide???

No se ponga nerviosa, señora. A ver, afloje esos dientitos, que se le van a quebrar. Abra un poquito la ventana, así se le seca la transpiración. Muy bien.

Escuche: Al principio, una no se da cuenta de que el auto “te pide”. El auto no habla, por más computarizado que sea. Puede mirar el cosito ese de las revoluciones del motor para saber si tiene que cambiar de velocidad. Pero no se ponga mal si no se da cuenta de que “le pide”. A ellos, el auto les habla. A nosotras no. Ya va a aprender.

C) Resolviendo situaciones en la calle

En las calles de Buenos Aires, y en todas las ciudades, pasan algunas cosas “inesperadas”, por eso hay que estar atenta al conducir. Por ejemplo, se le tira encima (o se le cruza) una moto, un delivery boy o un colectiverhijodeunaymilputas. Bien, escuchemos la sabiduría del experto:

- ACELERÁAA, DOBLAAA, FRENÁAAAAA!!
- Uuuyyy, pero la grannnn….mirá por los espejos! Tenes que fijarte!
- La culpa es tuya, el venía por su carril. Tené más cuidado. Me vas a hacer mierda mi auto.
- No putees! ( porque usted gritó lo que piensa del colectivero)

Si ya se está hinchando de escuchar tanto pronombre posesivo de primera persona en relación al auto, puede intentar contestar con un amable: “ Miamor, no me grites, me ponés nerviosa…”

También puede ocurrir que no le calcule bien y meta la trompa del auto (o la rueda) en un bachecito. O que agarre medio fuertecito un lomito de burro. Ante esto, él puede tener una reacción algo exagerada como agarrarse el pecho, o taparse la cara al grito de AAAAAAARRRRRGGGGHHHHHH!!!! O bien, aspirar fuerte entre dientes…

- Esquivá los pozos!!
- Me vas a romper mi auto!
- Despacio, nena! No podés agarrar el lomo de burro como venís!!!

Tenga presente que para esta altura usted ya tiene ganas de gritarle barbaridades como:

- Mirá no me rompás más las pelotas, querés!!
- En todo caso voy a romper NUESTRO auto!!
- Bueno, no es para tanto, vos también agarrás pozos de vez en cuando!!!
- Basta, macho! Para acompañarme así, no me acompañes, me ponés renerviosa!!!!
- Bueeeeeno, laconchitumá, manejá vos, ya que sos tan bárbaro!!!!

Recomendamos no ceder a la tentación y reemplazarlas por un: “OH, amor, disculpa. Entiendo que debo ser mas prudente al manejar. Confío en que con práctica, estas cosas no sucederán” Si ve que la falsedad no le da para tanto, puede encerrarse en un frío silencio.

D) Volviendo a casa

Habiendo realizado la vueltita correspondiente, vuelve a su casa hecha un manojo de nervios y frustrada, con la sensación de que manejar no es para usted que nunca será capaz de manejar por la calle y que mejor por qué no lo deja a él que lo haga. Y que él quién corno se cree que es, Niki Lauda, Fangio o qué.

Como para dejar claro de quién es el auto, apenas usted se baja, él puede tomar el lugar del conductor y “acomodar” los espejitos y el asiento que usted dejó “desacomodados”.

Señora, no se deje amedrentar. Siga manejando. Acérquese demasiado a los otros autos (le van a tocar bocina), pierda el ritmo del tránsito, pase fuerte por arriba de los badenes y lomos de burro, y caiga en esas cunetas que hay en algunas bocacalles. Ráyele la trompita al coche, porque “es muy bajo”. Con la práctica, estas cosas pasan menos.

Recuerde: él la ama y la apoya en todo, la quiere ayudar…lo que pasa es que no puede. En esto no. El auto tiene mucha carga emocional. Para la próxima, invite a una amiga, y vayan las dos a dar la vuelta al perro con el auto. Su amiga –fascinada porque usted se animó por fin- se pasará el viaje elogiándola por lo bien que maneja y lo bueno de que se haya animado. Y usted volverá sintiendo que el mundo no tiene límites.

Anímese!!!

martes, 3 de marzo de 2009

CLASES DE MANEJO - FIN DE CURSO

Amigos, amigas, y enemigos también, porque no. Las clases de manejo llegan a su fin, de manera abreviada. Porque, en síntesis, se aprende a manejar, manejando.

Con este curso voy a llegar bien lejos!






Hoy, consejos, trucos, y consideraciones generales. Helos aquí!



LA LUZ DE GIRO - ¿PA DONDE?
La luz de giro es simple de entender. Si doblamos a la izquierda, se baja la llave, si doblamos a la derecha, se sube. ¿y porqueeeeeee?.

Porque al girar el volante, trabamos un mecanismo con el cual, al volver (el volante) a la posición original, destrabamos la llave y "salta" sola. O sea, el volante nos hace el favor de sacar el giro. POR ESO es que se usa así. Se lleva la llave, hacia el lado donde va a girar el volante. Fácil. No digas que no. Y acostumbrate a usarla SIEMPRE, aunque no haya nadie atrás, ponela. Generás el hábito. Para cambiar de carril en ruta o autopista también, siempre.



CEBADOR - ¿CEBA AGUA PAL MATE?
No. Aunque paulatinamente el cebador va desapareciendo a mano de los motores a inyección electrónica, aún existen modelos que los traen. Lo que hace el cebador es ABRIR UN POCO el paso del combustible al motor. Esto es para que la explosión sea mas constante y el motor se lubrique un poco mas de lo usual, ante condiciones de frío extremo. Una vez caliente el motor (ver la agujita de temperatura que tiene una C° o un termometrito), desactivamos el cebador.



FRENO DE MANO
El freno de mano lo que hace es bloquear las cuatro ruedas. Se aplica este freno para que el auto no se mueva en absoluto, por ejemplo, cuando estacionamos. Dejarlo con un cambio puesto no está bien, porque si nos lo empujan, pueden romper la caja. Y sale cara. Entonces, siempre en punto muerto, y con freno de mano.



ME AGARRO EL SEMÁFORO EN PENDIENTE ARRIBA - ¿QUE HAGO?
Hablamos claro, de una ligera pendiente.

¿recordás el truco del embrague sin acelerador?. Eso mismo es lo que vas a hacer, pero esta vez, acelerándolo un poquito. El objetivo es lograr que la fuerza del motor sostenga quieto al peso del auto. Cuando abre el semáforo, aceleras un poco mas y vas largando el embrague. Es facilisimo, solo hay que practicarlo un poco.











CONSEJOS UTILES

- Ante cualquier maniobra imprevista, colocar balizas. Frenados bruscos, salidas a banquina, levantar travestis... siempre balizas.

- Si se revienta una cubierta en ruta, MANTENER EL VOLANTE FIRME. Ir saliendo gradualmente a banquina NO IMPORTA LA VELOCIDAD. Es preferible romper el auto un poco y no quedar cuadriplejico (con suerte).

- Si en ruta te salís del asfalto por un momento, NUNCA, NUNCA, PERO NUNCA, y espero que esto esté bien claro, NUNCA volantear a la ruta para meter el auto de nuevo. En 10 veces que lo intentes, 8 vas a volcar y dar vueltas hasta el otro día. Salir a banquina y después de cerciorarte que no viene nadie, a poca velocidad volver a subir al asfalto.

- Ante un eventual choque, NUNCA pelearse. Son fierros, nada mas. Si, es un dolor de cabeza, y encima los trámites del seguro... pero no vale la pena pelearse, porque los trámites los vas a tener que hacer igual. Siempre bajar con actitud conciliadora aunque te mueras por bajarle los dientes al boludo. Carnet de conductor, cédula verde, y póliza del seguro vigente. Anotá los datos del conductor, documento y nombre, patente del auto, nombre del seguro, numero de póliza, y teléfono. Si es posible el celular y lo chequeas ahí al momento. Nunca llegues a un arreglo in situ, a menos que el tipo saque 3 lucas de un maletín y te diga "arreglalo que yo pago".

- No putear a nadie. Hay muchas armas dando vueltas.

- No importa el sexo para manejar mal. Hay mujeres que manejan como los dioses, y tipos que es para raparles los huevos a martillazos. Hay personas que manejan bien y personas que no. Punto.

Soy el auto! - Johnny De benedictis




- Controlar regularmente presión de neumáticos (acordate: 28 para ciudad, 30 para la ruta). Esto es muy importante.

- Siempre cinturón de seguridad. Esto no es de maricón. Es una cuestión de si queres vivir o no.



- Siempre los chicos atrás. Hay que acostumbrarlos. Y con cinturón. Son incontables los chicos que veo viajando sueltos en ruta. Increíble.




- Si el auto queda en un lugar peligroso, no quedarse arriba. Te bajás, intentás señalizarlo lo mejor posible con balizas, triángulo reflectivo, Y TE BAJAS DEL AUTO situándote LEJOS!.

LO MAS IMPORTANTE DE TODO ESTO ES QUE HAY QUE ENTENDER UNA SOLA COSA:
El auto es un objeto. Es algo que tiene valor, pero no vale una vida humana. Ni siquiera vale una lágrima humana, o un brazo roto. Es una cosa, útil, cara, pero una cosa al fin.

He visto cosas inconcebibles en la gente intentando proteger al auto antes que a su propia vida. Y no lo puedo entender. Supongo que hay que estar cara a cara con la muerte para darse cuenta que si seguimos vivos, podemos recuperar el auto, la casa, lo que sea que se pierda. No hagan lo que hacen todos. Sean distintos, valoren su vida por sobre todo.

Y cualquier duda, ya saben, me escriben. Encantado voy a estar de poder ayudarlos. Dudas, consultas, lo que sea.


TESTIMONIOS!


Yo llegué a manejar el Challenger Space Shuttle gracias al Gato Vagabundo! - Jennifer Capriatti


Afasdjoid oadsufodfo dfhwk523b4nmb usodifosdufoi ! - Lady Catrasca (al momento del testimonio olvidó su dentadura postiza)


Mi papi maneja muy bien gracias a este curso! - Catalina A. Terrada


- Come on, Piscuí! First gear and we´re out of here! (Vamos! Primera y salimos!)
- Take it easy little anteojo, I've learned with the rover cat! (Tranquilo anteojito, aprendí con el gato vagabundo)
- Oh my God! I´m fuckin' dead! (Entonces me quedo mas tranquilo!)


Winston & Angela Churchill - Australia (RIP)