viernes, 28 de mayo de 2010

Pasen y vean

Imperdible. En serio.

El gato salvaje parece un monje tibetano al lado de este señor. Lo cual me llena de orgullo, claro.

Pasen y vean. No se van a arrepentir.

http://elhermanodelgatov.blogspot.com/

miércoles, 19 de mayo de 2010

Nuevo Idolo

Se llama Andrés Borghi.

Es mi nuevo ídolo.

Este es un corto de su factura: http://www.andresborghi.com.ar/cortos.html#ota

Vayan. Vean.

Con 2 mangos y mucha imaginación, se pueden hacer grandes cosas.

jueves, 13 de mayo de 2010

El mundo es un maldito Pañuelo

Hace unos días atrás había escrito un post fabuloso. Todos los trucos que iban a salir en utilisima satelital fueron publicados en un solo post. Era genial. Decía por ejemplo como sacarle el crujido a un piso de parquet. O como quitarle el oxido a las herramientas.

Pero cuando le di publicar, saltó un error y nunca mas lo recupere. Asi que... algún día volveré a intentarlo.

Pero el tema que me atañe hoy, es completamente distinto.

Estoy en un proceso revelador. No, no estoy revelando fotos. Es otra cosa.



Estaba yo buscando a viejos amigos de la infancia. Y el Facebook es ideal para esos emprendimientos fútiles.

El caso es que recordaba algunos nombres de compañeros de la primaria. Y puse manos a la obra.


Empecé buscando a, supongamos, Alejandro Garnapia. Aparecían una docena de ellos. Entonces, entrando uno por uno, descubro a uno que probablemente sea pariente del que yo estaba buscando.

Rastreo entre sus amigos a ver si hay alguna coincidencia. Nada.

Intenté esta vez con Monica Della Satsitsa, y había dos. Una, era de, ponele, Groenlandia. La otra me resultaba cara conocida, pero era fan de Ricardo Fort.

Después de vomitar profusamente luego del ataque de risa, me fijé entre sus amigos si había coincidencia, para asegurarme de que fuera ella mi ex compañera.

Y apareció un Fernando Caratazzolo que estuve buscando durante años. El frío me recorrió la espalda. Por fin había encontrado una puerta al pasado.


Seguí buscando entre sus amigos, y apareció Laura. Si, aquella primer Laura. La Laura de la maldición. La Laura que habría de signar mi futuro de manera implacable.

Laura Alvarez.

Verla después de 30 años... fue una sensación bastante parecida a un choque frontal con un camión de La Vascongada cargado con millones de frasquitos de yogur, de esos retornables de vidrio.


Y entre los amigos de Laura, estaba otro nombre que yo ya había olvidado.

Verónica Santamaria.


Ver el nombre solo me provocó el "uuuh... si, ahora me acuerdo!"

Pero cuando leí con quien esta casada... sentí el frío metal del tren roca arrollandome a 80 Km/h a las 7 de la mañana sobre el ramal que viene de Lanús.

Hace unos 4 años, me mandaron una semana a trabajar a Buenos Aires, a mi viejo edificio. Me tocó trabajar con un pibe, llamado Javier.

Este Javier tenía la desagradable costumbre de tener que aguantarme preguntándole cada 5 minutos algo referido al trabajo.

Javier cada tanto estaba hablando con su esposa y no me podía dar bola.


La esposa se llama Verónica.



Mi compañera de primaria en el Juan Lavalle.



Todavía me está costando entender todo esto.