La vida con Humor - Los Genios

Alguna vez me dijeron : sos un genio.

Y fué ahí donde me arruinaron la vida.

Si uno lo ve objetivamente, le dicen "genio" y ya empieza a gastar a cuenta. Y se toma atributos que no tiene, y se llega a creer más de lo que en realidad es.

"Genio le dijeron a Maradona" - piensa uno, y ya cree que puede mover una pelota con similar gracia, y termina por romperse una rodilla.

"Genio le dijeron a Cortázar" piensa uno, y ahí va el tonto engañado, que compró las habichuelas mágicas, intentando escribir algo que tenga sentido y gracia, y termina escribiendo "comprar tomates y fósforos" en un anotador pegado en la heladera.

"Genio le dijeron a Ova Sabattini" piensa uno, y ahí anda por la vida tratando de ganarse a Catherine Fulop, sin el dinero, sin la fama de tu hermana, sin el Mercedes Benz, y termina agarrando cualquier cosa que se parezca a un ser humano. Y en lo posible, mujer.

"Genio le dijeron a Picasso" piensa uno, y se envalentona con los tonalizadores de pintura para pintar el living de verde musgo, y termina pintándolo de violeta para no tirar el balde de 80 litros de látex malogrado.

Y entonces, nos damos cuenta de que el mundo entero está lleno de falsos genios. O pobres crédulos engañados en su buena fé. Gente a la que le dijeron "¡grande Fangio!... ¡Genio!" y a las dos cuadras, con el auto, doblan un semáforo, o se meten en un local de ropa de marca. O aquellos que les dijeron alguna vez, en algún camping: "¡Cantás como Jairo, papá!" y después de eso, sólo sirven para despertar con gritos de gato en celo a los vecinos.

Por ejemplo, miremos a la cabeza de Geniol. El nombre lo dice todo: GENIOL

Y a esa pobre cabeza desde hace años que la torturan con todo tipo de corto-punzantes. Sólo por tener el logo de la marca cerca.

Yo quise ser guitarrista y/o cantante. Y lo fuí. Hasta que una vez me dijeron "sos genial", y me amedrenté ante la bestial declaración.
Fui pianista también, y me dijeron "tenés el gusto musical de un genio". Y las otrora apreciadas y bien tratadas teclas, quedaron huérfanas de yemas. Quise ser playboy, y lo fuí. Hice las delicias del soltero realidad. Anduve por todos los tejados de zinc calientes. Y un día, me dijeron "genio". Y fué el final de una carrera promisoria, como las de Jacobo Winograd y Guillermo Coppola (Dios mio, agárrense las izquierdas). Desde ese día me establecí en una relación hasta el día del casamiento y mas allá. Tuve grandes amigos, de los mejores, compañeros incondicionales de parrandas y chimoltrufias. Y un día, un maldito día, se nos ocurrió utilizar la palabra nefasta: ¡Genio!. A la mierda la amistad. Empezaron entonces, las traiciones, los comentarios solapados, las criticas a los ausentes, y la falta de respeto por las novias ajenas.

Siempre aparece el pelafustán que te dice "¡grande, genio!", "¡no te mueras nunca genio!", "¡sos genial!". Y uno sueña con matarlo ahogado en su propia estupidez e inoportunismo.

Hasta donde tengo entendido, todos los genios terminan adentro de una botella, con una especie de humito saliendoles del "trasero" (que yanqui suena eso). La historia está plagada de ejemplos: Hemingway, Curly de los tres chiflados, Gatica, Alfonso De Grazia, Ricardo Lavie, Edgar Allan Poe... todos ellos, se quedaron adentro de una botella.

Así que, díganme lo que quieran, menos esa palabra prohibida e inmunda. Porque aún conservo el sueño de ser un escritor (y en lo posible, uno bueno).

Vamos, se lo que están pensando, no sean atorrantes.

Por las dudas, hago los cuernitos para abajo...