viernes, 1 de agosto de 2008

El reconocimiento

Creo que estas van a ser mis palabras mas sinceras.


No hay nada mas gratificante, que el reconocimiento de la gente.

Cuando uno hace lo que le gusta, y encima, la gente lo reconoce por eso, bueno, creo que no hay nada mas allá.



Este concepto, contrasta enormemente con aquellos "famosos" a los cuales la gente los saluda por la calle, y reaccionan con agresiones, o indiferencia y polarizado de vidrios. Si no te gusta el reconocimiento, hacete tornero. O analista de sistemas.



Hoy me desayuné con la entrada de Claudio. El, justo el, que piensa, que analiza los contextos, que ve la realidad con ojos críticos. El, que nos hace pensar e involucrarnos, el me recomienda a mí.

El. A mí.


Eso es un reconocimiento con autoridad. Y no puedo más que agradecerlo, porque, simplemente, me halaga que alguien como el me dedique semejante entrada.



Déjenme contarles una larga historia acerca de reconocimiento. (pueden ir a comentar ahora, o armarse de paciencia y leer lo que sigue)



El 8 de diciembre del 2005, yo, junto a un grupo de amigos, armamos el arbolito de navidad acá en Córdoba. Y no hablo de un arbolito común. No. Armamos el árbol de navidad en la plaza central, con unos anillos metálicos gigantescos, enhebrados en el mástil de la bandera, frente al cabildo. Con grúas, cientos de personas trabajando para lograrlo, con todos los medios locales cubriendo el evento. Como el proyecto era nuestro, pero la idea había sido del intendente, había medios que estaban ahí para ver como iba la cosa, y otros venían para decir "no lo van a lograr", o "esto es una porquería". Hasta mande a la mierda a un reconocido periodista de acá de Córdoba, porque constantemente tiraba para abajo. Frente a las cámaras, lo hice quedar como un cerdo. Pero mas allá de eso, ese día, para celebrar la inauguración, venia la filarmónica de Córdoba para brindar un concierto frente al árbol.



En todos los medios se anuncio la obra. Y la gente, curiosa, en ese feriado, venia a ver que estaban haciendo en su plaza. Claro, vino mucha mas gente cuando uno de los anillos se vino abajo. Pero no decaímos. Seguimos adelante, dirigiendo, fumando como escuerzos. Todos estaban pendientes de lo que pasaba ese día.



La idea era encender las luces del árbol cuando cayera la noche. A eso de las 10, empezó a llover. Y la filarmónica se fue. Y nosotros seguíamos armando el árbol. El intendente personalmente me agradeció el esfuerzo, y dijo "no importa, la idea era encenderlo el 8, pero sera mañana". No Sr Intendente. Le di mi palabra. El árbol se enciende el 8 de diciembre. Como en la casa de mis viejos.



Me dio la mano, y fue a guarecerse de la lluvia. El también quería ver el árbol encendido.



A las diez y media de la noche, después de mas de 14 horas de trabajo, la gente de luz y fuerza de la municipalidad, pudo por fin encender el árbol. Y en el silencio de la plaza, estallo un griterío, y un ensordecedor aplauso de toda esa gente que durante la tarde venia y nos alentaba a seguir. Debajo de la lluvia, mirando hacia esos 30 y no se cuantos metros de árbol, no se cuantas toneladas de chapa y pintura, y tubos fluorescentes, y pelotas pintadas de dorado... estalló el aplauso y el griterío de los chicos.

Fue una ovación.

Y lloré. Lloré como nunca (como ahora cuando lo recuerdo). Lloré de felicidad y de agradecimiento. Lloré con la gloria, con la satisfacción, con el orgullo, de haber dejado de armar el arbolito de mi casa, para armar el árbol de cada Cordobés. Yo. Un porteño dirigiendo una obra así. Y un pueblo reconociendolo.


Lo único maravilloso de ese día, lo que valió la pena, el esfuerzo, los nervios, la angustia, las peleas, las corridas... fue el grito de felicidad de los chicos, y el agradecimiento del Intendente, que en ese momento, era un chico mas...


Yo no se si el árbol era una gran cosa. Pero la alegría de esa gente que se quedo hasta el final... eso si que era algo grande. Pero no de tamaño. Grande acá, adentro del alma.


Ese día sentí que el aplauso es lo mejor que te puede pasar. Que la gente se te acerque y te demuestre cariño, es impagable. Pero que veas que lo que haces, le da alegría a muchos... Dios... quisiera que todos pasaran por esa sensación alguna vez.

Gracias Claudio, por recordarme esta experiencia en mi vida. La tenia en un galponcito, llenandose de polvo, pero tu entrada la saco a relucir. Y ahora, la voy a colgar en la pared, para verla todos los dias.

Esto se publicó en un diario local:


La ciudad se prepara para la Navidad


Bajo la lluvia se encendieron las luces del árbol gigante


La llegada de las fiestas de fin de año resulta la excusa perfecta para decorar y embellecer la ciudad con tonos navideños. La Municipalidad aprovechó la ocasión y largó con los preparativos. De hecho, ya se podrá ver la peatonal vestida con bandos de tela roja, verde y dorada, y además, empleados municipales están instalando luces en distintos monumentos y parte del mobiliario urbano para adecuarlos y embellecerlos para las festividades de fin de año. Pero la apuesta más fuerte fue la instalación en el mástil de plena Plaza San Martín, de un árbol de Navidad gigante, de unos 30 metros de altura.
Pasadas las 22, se encendieron las luces del enorme árbol levantado por operarios que renegaron bastante antes de completarlo. Una estructura con forma de anillo fue colocada en el mástil principal de la plaza que hacía las veces de tronco.
La lluvia, que comenzó a caer en el centro de la ciudad pasadas las 19, no facilitó la tarea de los trabajadores que tenían como meta completarlo antes de la medianoche para encender las luces inmediatamente. A media tarde, parte de la estructura se cayó y demoró la tarea.


3 comentarios:

Paula dijo...

No sé cómo llegué a tu blog, pero un tipo que labura 14 horas por armar un arbolito de navidad para todo un pueblo, sin duda es un tipo groso.
Congrats. :)

El gato vagabundo dijo...

Bater: ¡¡¡No importa!!! ¡Llegaste!. No se si sea groso. Ojala que si. Lo hice porque el corazon me lo decia. Recuerdo su voz: ¡Dale gato!¡labura hijo de una gran siete!.
Gracias por pasar. Prometo hacer lo mismo.

Alejandra dijo...

Hermosa historia (con nudito en la garganta).