Había un pibe con el que compartimos escuelas, adolescencia y salidas alcohólicas. Una noche de verano, alla por los 90's, jugando al fútbol en la canchita para mamertos barriales, pisó un charco de agua, resbaló, pegó contra la pared y cayó. Rotura de ligamentos cruzados, rotula, meniscos y alma.
Operación, clavos, tornillos, tuercas y alambre de púas. Yeso. Rehabilitacion, muletas, bastón y rodillera.
Y una cicatriz enorme. Bien bien fea.
Aquel mismo verano nos fuimos de vacaciones a la costa, el con la pierna aun en recuperación. Claro, salió el tema del levante playero y esas cosas.
Dijo algo que me impactó. Sobre todo por la coherencia de la frase.
- ¿Y como vas a hacer en la playa?
- ¿Con que?
- Con la rodilla... la cicatriz... las minitas...
- ¡Que! Boludo... ¡QUE ME CHUPEN LA CICATRIZ!
Creo que lo logró.
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La negra Insaurralde era tremendamente hermosa. Una fruta madura.
Casada... dos pibes... la imagen misma del infierno para un santo, o del cielo para un atorrante. Hermosa e inalcanzable.
Cuando la tuve en una cama, toda para mi, apareció una notoria cicatriz en su vientre. Y digo notoria, en su piel morena, parecía un límite internacional, como en los mapas. Parecía advertir al explorador desprevenido "a partir de esta línea, usted entra en territorio peligroso".
Entre muchas otras cosas, de aquella tarde, recuerdo aquella cicatriz. Le daba a su dueña una dimensión completamente distinta a la de "yegua infernal". Aquella marca me hablaba de una mujer que también se levantaba a las dos de la mañana porque llora una criatura. Una mujer bien terrenal.
Una cicatriz, llevada con orgullo, puede ser mas erótica que un portaligas.
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Mi hermano tiene una cicatriz en la ceja izquierda. Casi ni se nota.
Esa cicatriz nació en un departamento de Lugano. Corríamos una carrera por el pasillo que conducía al baño. Antes de llegar a la puerta, frenábamos patinando en el piso. Y chocábamos suave contra la madera.
Una tarde, probablemente habíamos cambiado las zapatillas, o probablemente mi vieja no había encerado aquel dia. Cuando intentamos frenar antes de llegar a la puerta, mi hermano se clavó en el piso, y salio disparado contra la puerta.
Me acuerdo de las corridas a la salita de primeros auxilios, de como lo cosieron con una aguja curva, de la gasita pegada con cinta, del ojo hinchado.
Esa cicatriz lo distingue de todos los hermanos del mundo.
Cada vez que lo veo, ahí está imperceptible la cicatriz, y entonces recuerdo lo que era ser chicos, y jugar todo el día, me acuerdo también del teléfono rojo y blanco que teníamos en aquel departamento, del oso carolino, y de las corridas los domingos a la mañana a la cama de mama y papa.
Me acuerdo de una época feliz.
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Mi hermana tenía cicatrices muy notorias de una quemadura, en su brazo izquierdo, parte del cuello y la cara.
Una mañana, con un palo de escoba, engancho el asa de una olla, en la que hervía el agua. Se la tiró encima.
Le sacaron la ropa inmediatamente (error) y la envolvieron en una manta. Salimos volando todos en el 125 verde, pasando los semáforos en rojo, rumbo al instituto del quemado.
Cuando llegamos, mi papá nos dijo al vuelo "si viene un policía, diganle que estamos adentro" y corrieron a la guardia. Mi hermano y yo eramos chicos. Nos dejaron solos, en la puerta del instituto del quemado, adentro de un auto abierto. Otras épocas, claro.
Mi hermana convivió con aquella cicatriz, y le costó muchísimo aceptarla. Pero para mi, mi hermana no sería quien es, sin aquella marca que la distingue.
Y a mi me gusta quien es. Amo su sentido del humor y su forma de ver las cosas. Su capacidad intelectual ilimitada, y su belleza interior y exterior.
Y claro, su cicatriz también.
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Hubo una chica que marcó mi vida por diversos motivos. Fue una historia tragicómica. El inicio fue mas o menos así:
En aquella época, en Carrefour, habían aparecido unos caramelos con forma de corazón, que estaban buenísimos. No se si eran chinos o que, pero estaban bárbaros. Y como yo soy exagerado para todo, me había comprado varias bolsas. Después de eso no los trajeron mas.
Yo tenía una bolsa en el trabajo. Y ella venía cada tanto a pedirnos que le arregláramos alguna pc. Le regalé unos cuantos caramelos en un gesto amistoso, sin intención de nada. Pero las cosas se dieron casi inevitablemente.
Con ella salimos una noche, y fuimos a un bar de una zona "selecta" de la capital. Un barrio que era una porquería oscura y peligrosa, y de pronto se llenó de luces y boliches y ahora es lo mas "top" de la farandulesca porteña.
En el bar habían unos pooles. Me desafió a jugar. Quiso apostar.
- Te apuesto una bolsa de caramelos corazón - dijo ella riendo...
- Te apuesto mi virginidad - le respondí serio.
Nunca jugué peor.
Pasó el tiempo, y cuando logré desvestirla con una luz encendida, ví por primera vez su cuerpo maravilloso, y también su cicatriz. Era una "S" en la pierna derecha, a la altura de la cadera, de unos 25 centímetros de largo, y se hundía en la carne denunciando perdida de masa muscular.
Era realmente muy notoria.
- ¿No te molesta? - dijo avergonzada.
- Para nada...
Sabía que a ella la incomodaba muchísimo, y nunca la había aceptado como parte de su cuerpo. Logré incluir aquella marca en nuestra cama de una plaza. Logré que la aceptara y que no tuviera vergüenza de mostrarla.
Adoraba su cicatriz. Era su marca registrada.
De millones de cicatrices, la hubiera reconocido al instante. Ya sea por la cantidad de puntos de sutura, o por las curvas, recorridas tantas veces con los dedos o con la boca...
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Las cicatrices no son solo marcas en el cuerpo. Pueden ser señales, pueden ser una ventaja o una desventaja, una bendición o una maldita marca horrible que veremos por el resto de nuestros días. Depende de como las aceptemos.
Tengo mis pequeñas cicatrices en el cuerpo, y otras enormes escondidas dentro. Está en cada uno de nosotros, saber tomarlas como algo positivo, como un arma secreta, como una herramienta que tenemos que aprender a usar.
Y si aprendes a usarla bien... te aseguro que podes dejar una marca indeleble en todo aquel que se te cruce en el camino.
Así que ya sabes... Después de todo, las cicatrices pueden terminar siendo algo bueno.
16 comentarios:
El tema, me imagino, es aceptarlas como parte de uno mismo, tengo en la cabeza como 4 cocidas pero todavia tengo pelo, ergo no se ven, una en un brazo pequeña 4 puntos y una rodilla que tiene pedazos de piel rearmadas por que no se pudieron coser en su momento, la verdad nunca me calente por esas marcas, no las tengo ni en cuenta.
Es dificil cuando no podes cerrar la herida que una sicatriz te deja.
Saludos Gatazo!!
Tengo mis pequeñas cicatrices en el cuerpo, y otras enormes escondidas dentro.
No diria "enormes", tal vez "importantes para mí".
Lo cierto es que me cagaste el comentario, gato.
Abrazos.
Gato:
Venía a poner el mismo comentario de Viejex pero parece que no soy original...
Me encantó el post. (y también recuerdo una cicatriz en un seno hermoso de una bellìsima mujer...)
Excelente amigo Cat, hermoso este post. Yo tengo una cicatriz en la ceja que me hice en la bañadera de casa justo el día en que cumplía dos años, tengo otra maravillosa en los sures de mi panza que me lleva derechito a pensar en la hermosura de niña que salió por ahí y tengo otras, que no se ven, que son muy mías que lastiman pero que también alientan.
Un besote de Violeta M. Uría
Que linda entrada.
Creo que las cicatrices son un símbolo de la increíble capacidad del cuerpo y también del alma para seguir adelante. Y a lo mejor uno las acepta recién cuando entiende esto. Las cicatrices no nos dejan olvidar que pudimos y podemos reconstruirnos.
Besos
Te odio de una manera carnestolenda, Gato Vagabundo.
De donde sacás estos personajes?
Te envidio de la forma más insana y verde.
Cuándo le preguntan "qué es esto?", por alguna marca o asimetría del cuerpo, mi papá dice: "es una belleza natural".
Recuerdo vagamente algún fragmento de prosa que hablaba de una cicatriz, probablemente de una cesárea, "como collar de perlas, que marcaba el rumbo de mis besos". Hay algo más hermoso?
(Antes las cesáreas se hacían con una incisión vertical.)
Yo amo ,ame, y amare mis cicatrices, me dicen que pase por un momento fuerte en la vida y sobrevivi, es como un album de fotos de la vida misma, de los momento que enserio recordaremos para siempre. No siempre hay camaras de fotos en los momentos mas profundos de la vida, pero si nos queda la cicatriz.
Sin duda las cicatrices cuentan historias, y por lo tanto, sujetos y no cosas.
Ah, caramba!
Mire usted.
Yo tengo dos cicatrices ( corpóreas) de cierto tamaño.
Una es frente a una de las orejas de cuando era pequeña y se salió el respaldo de la sillita alta.
La otra es la misma que ostentaba la Negra Insaurralde.
No es fácil sobrevivir emocionalmente a las cicatrices de quemadura. Es una de las más feas, sobre todo si tiene cierta extensión.
Así que si su hermana pudo aceptarla, merece toda la admiración.
Hermoso, de verdad
qué se yo,imagino que no debe ser fácil aceptar esa marca a fuego en el cuerpo y siempre existen soluciones para quitarla, el tema es cuánto nos importa deshacernos de esa cicatriz
pensaba que si hablamos de cicatrices literalmente es hasta "sencillo" hacerlas desaparecer, las que se tornan indelebles son la del alma no?
volviendo a tu post Gatito, repito que es hermoso y sabés que? me anoto con tu amigote el de la rodilla hecha pelota jajaja...buenísimo el remate
te dejo un beso especial hoy
Contestá a tus lectores, maricón. O queres un par de cicatrices nuevas?
Flaco: Es verdad. Algunas nunca cicatrizan. O tardan años.
Viejex: Son enormes. Y no se si tan importantes.
Carugo: ¿Vió señor?. Las cicatrices en la mujer, son inolvidables. Aunque ellas se empeñen en creer que solo son marcas feas, u horrorosas.
Anonimo Violeta: Ah no... ¡fotos! (de las que se pueden, claro)
Ceci: Exacto. Son como los santos de las iglesias. Estan ahi para recordar de lo que somos capaces.
Claudio: Y se lo agradezco. Aunque creo que carnestolenda refiere a los dias de carnaval. Así que no entendí si me odia carnavaleando. Lo otro, se entendió. Gracias por su admiracion.
Rocio: ¡SI!... ¡BESARLO HASTA EL FINAL!
Onirica: ¡Que buena reflexión!. ¿Queres una polaroid de mi apendicitis?... ¡Tomá! (¡muy bueno Lu!)
Natalia: Una cicatriz puede decir mas que 40 justificaciones.
Mona: Si. Lo de mi hermana es digno de admiración. Creame.
Laura: ¡POR DIOS!¡Aviseme cuando quiere que pasen a chuparle la cicatriz! ¡Jajajajajajaja!
Viejex: ¿Ahora te venis a hacer el canchero porque estas en la seleccion? Mirá... mirá que miedo... ahi te los contesté. (realmente, ¡te felicito papá!)
La misma carrera hacia el baño corría yo con mi hermana hace bastates años, y la puerta del baño de ese entonces era de vidrio, ese vidrio muy grueso y pesado, explotó en mil pedazos, llevo una cicatriz en el codo.
La Rubia: Una puerta de baño... ¿¿¿DE VIDRIO???. Mirá vos... ¡me alegro que haya sido solo un corte en el codo!
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