lunes, 19 de octubre de 2009

La fuente y el reloj - De la coleccion CUERVO

- Los relojes digitales no atrasan.
- Eso es lo que vos crees...
- ¿Como puede atrasar un mecanismo ausente?
- Es complejo, pero atrasan igual...
- ¡Es como decir que el viento sopla pero no sopla!
- ¿Y los días que el viento es nulo?
- Que
- Bueno. Hay viento. Nulo, pero hay.
- Me estas volviendo loco...
- Nos volvimos locos hace rato... acordate.

Aquel hombre salía por la puerta al parque, frente a la puerta de entrada del neuropsiquiátrico, en el enorme hall blanco de mármoles, rumbo a la fuente del final del jardín. Recordaba el día en que su hija lo había llevado, los dos llegaban con los ojos hinchados de llorar. Ella, por impotencia, el, por resignación.

- Si... me acuerdo...
- Nos trajeron después de la tarde que salimos a gritar en bolas al balcón...
- Si... aquel cumpleaños de Lucía, que estaban todos sus amigos...
- Si... ese... pero, ¿no les regalamos una verdad absoluta?
- No. La verdad absoluta, es que todos los relojes atrasan.
- Menos los digitales...
- Esos también... y ahí vamos de nuevo.

Pisaba las piedritas color naranja del sendero y avanzaba, mientras acariciaba al pasar, con infinito amor, las cabezas de los locos sentados en los bancos similares a los de una plaza, que tomaban el sol de la mañana.

Laura, la enfermera, lo observaba desde la planta alta, a través de los viejos ventanales. Aquel hombre de razonamiento claro y una marcadísima vocación por la enseñanza, aquel ávido lector de Poe, de Arlt, y de Victor Hugo, hoy caminaba suave, a través de aquel sendero del color de un amanecer en el campo, rumbo a la fuente del final del parque, como todas las tardes. Algo lo atraía inexorablemente a ella. Y Laura, no podía evitar recordarlo en el aula, frente a una muchedumbre de adolescentes como ella, paternal, cómplice, inalcanzable. El profesor Alvarez era entre todo el cuerpo docente, el único que disfrutaba de su trabajo.

- Los relojes mecánicos tienen roce.
- Aha...
- Entonces es lógico que atrasen.
- Aha...
- Los digitales no tienen roce...
- ¿Ah no?¿Acaso los electrones no chocan con la estructura atómica del metal?
- Si... pero igual no implica perder la exactitud
- Rómulo... la exactitud no existe
- ¿¿¿Como???... Pero...
- Acordate, en aquel balcón. Le gritamos al mundo que la exactitud es una ilusión.
- No, gritamos "somos realmente libres solo si entendemos que lo fuimos siempre"
- bueno, si, pero la idea de manejarnos con parámetros...
- Los relojes digitales no atrasan...
- ... ¡Porque el tiempo que medimos es una ilusión!
- Pero...
- La tierra gira. El sol recorre la superficie. ¡E intentamos ponerle exactitud a un evento cósmico!
- Aha...
- ¡Y ahí está el error!¡El universo no es exacto!
- Aha...
- No hay límites, no hay parámetros. Todo lo que nos impide algo es impuesto. Somos libres.
- ¿Y el reloj de Cesio?¿El que mide las vibraciones del Cesio y da la hora?
- Es el mas preciso... pero no es exacto tampoco.
- ¡Atrasa un segundo en millones de años!
- Pero atrasa...

Laura lo vió llegar a la fuente. Y supo lo que iba a pasar.

- Mirá el agua...
- Si... esta limpia, corre... es preciosa.
- Y nace libre, pero la contiene la fuente...
- Si...
- Asi somos nosotros, acotados por límites y contenciones. Nacemos libres y no lo sabemos.

Se quedó reflexionando por unos instantes.

- Y el tiempo también...
- Correcto... El tiempo también. Es una ilusión. Como este lugar. Como todo.
- Entonces... el reloj digital también atrasa... como todos.
- Si... pero igual... ¿que sentido tiene medir algo que no existe?

Laura vio dibujarse una leve sonrisa en la cara del hombre, desde aquel primer piso.

- Claro... ninguno... el mismo sentido que tiene que esté adentro de este lugar.

Y entonces no hubo una segunda voz, una segunda línea de pensamiento que le respondiera.

El hombre corrió como pudo a través del sendero y las plantas, hacia el hall de entrada. Laura ya lo estaba esperando.

- ¡Laura!¡Estoy curado!
- ¡Pero que noticia tan maravillosa profe! - exclamó Laura sonriendo.
- ¡Hay que llamar a casa!... decirles que vuelvo con mi familia... que hermoso día...

Laura levantó el auricular del teléfono de la entrada. Discó un numero inexistente.

- ¿Se acuerda del numero de casa Laurita?
- Por supuesto profe... ¡como iba a olvidarlo si esperaba este día tanto como usted!

Laura le comunicó las noticias a la señora de la hora oficial. Le pidió que vinieran a buscarlo al señor Alvarez a la mañana siguiente, y cortó.

- Que alegría Laurita... que felicidad...
- Vaya, descanse un rato, que hoy a la noche vamos a festejar esto, en la cena, con todos.
- Si... me voy a preparar mis cosas y a dormir un rato... pero, no puedo creerlo... ya entendí todo.
- Lo veo en la cena profe - dijo Laura con cariño. - Descanse.

El profesor Alvarez se recostó mirando aquel hermoso atardecer, y esperó la hora de la cena. Lo irían a buscar al otro día y volvería a enseñar, a pasear con su familia, a ver al perro que seguro que lo extrañaba mucho, a poner la pava para el mate, a arreglar las luces del auto despues de lavarlo el domingo...

Se durmió inmerso en sus planes.


Como todas las noches.

Cuando terminó su desayuno, salió caminando lentamente por el sendero naranja, en dirección a la fuente. Laura lo miraba desde la planta alta. Como todas las mañanas, tenía los ojos brillosos por las lágrimas que luchaban por salir y ella luchaba por contener. Con los años, había logrado una habilidad maravillosa en el arte de disimular el dolor.

- Los relojes digitales no atrasan.
- Eso es lo que vos crees...

16 comentarios:

laura dijo...

algo te dije recién y voy a escribirlo de nuevo aqui pero con otras palabras, dejá de joder de tomarte tanto tiempo sin postear. Es una pena realmente que no escribas. Y no me vengas con excusas que te conozco

lo que escribiste hoy es hermoso, tiene mucha calidez, es una historia realmente hermosa

te dejo besote

El gato vagabundo dijo...

Laura: Decime por acá tambien "me tomo el avion y te rompo el culo a patadas". Acá el público quiere ver sangre y sudor. Y si ve un culo roto a patadas, ¡ni te cuento!

Rocío dijo...

Qué historia tierna!
Pucha que escribe lindo, don Gato. Hágale caso a la Laurita y escriba más seguido.

Viejex dijo...

Jajajaja! Como prejuzgas a tu público! Gato, disiento con Laura. Tomate el tiempo que necesites para escribir. Somos libres, y los relojes digitales son un engaño. Ninguno tiene dedos, como van a ser digitales?

ElFlaco dijo...

Gracias Gato, realmente me gustó muchisimo, esta tarde voy sacar un par de libros de la estanteria, me hiciste acordar a un autor del cual he aprendido mucho, al igual que aprendo con vos.

" El secreto era saber que su verdadera naturaleza vivía, con la perfección de un número no escrito, simultáneamente en cualquier lugar del espacio y del tiempo. "

"Rompe las cadenas de tu pensamiento y romperas las cadenas de tu cuerpo"

En definitiva, no es lo que hacemos al dejar volar nuestras letras.

P.D:y no hace falta ningun culo roto!

El gato vagabundo dijo...

Rocío: Está bien... evidentemente me van a apalear entre varios si no escribo. :)

Viejex: Emm... viejex, si escuchas una voz que te discute eso durante la noche... estas para acompañarlo a Rómulo.

Flaco: Nada como bajarse unos libros de la estanteria... ni se compara con bajarlo de internet.

Viejex dijo...

Acompañar al profesor Alvarez? Que honor! Y podemos ir todos? digo, la voz, yo, mi amigo Napoleón...

laura dijo...

mire Ud y yo llegamos a un acuerdo esta mañana y hasta ahora lo considero un Gato con palabra, lo del avión y el culo roto lo puso aquí buscando aliados....

noledavergüenzasertanmariconazo???

anyway, me quedo con lo que me prometió, y conste que Ud lo propuso
(supongo que temiendo que realmente me tomara el avión)

mire cómo le salieron a defender enseguida!! saben la misma historia q yo?

andaaaaa.

Anónimo dijo...

Ese tipo no está loco.
Es un lúcido.
Le deberían haber dado el alta, discar un número existente, o simplemente escucharlo un rato.

Excelente Gato.
Beso grande!
Mae

Canoso dijo...

Buen relato aunque el tiempo sí existe dado que es la medida del cambio y mientras haya seres que nacen, crecen se reproducen y mueren, el tiempo existirá para medir los cambios.
Lo que es discutible es la unidad de medida y su exactitud....
Ahí nos ponemos de acuerdo y le damos la derecha al profesor.
Ya lo dije pero lo digo de nuevo muy buen relato (como siempre....)

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Muy linda y cálida historia, GAto.

Escriba cuando pueda, cuando le demanden o como sea, pero escriba.

El gato vagabundo dijo...

Viejex: A Napoleon lo echan siempre de los loqueros. Es la figurita repetida. Pero usted y la voz serán bienvenidos!

Laura: Bla bla bla... ¡a mi no me venga a apurar con un 4 eh!

Mae: Es cierto. Ese tipo era un iluminado.

Carugo: Es verdad. Lo discutible es la exactitud de la medida.

Claudio: ¿Notó sr Alvarez el apellido del profesor?. Si, fué por usted.

La Ruiva dijo...

Que lindo, triste, tierno, no se, todo.

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Se agradece el honor.
Por mi parte no pude evitar asociarlo a Olmedo y Portales (cuyo verdadero apellido era Alvarez)

Rocío dijo...

Buen día Gato. Está al tanto de que se viene un concurso de blogs cordobeses?


http://revistapeinate.com.ar/2009/10/20/en-busca-del-blogazo/

El gato vagabundo dijo...

La Rubia: Si. Todo junto.

Rocío: ¡NO!¡Me parece fabuloso!. Aviseme cualquier cosa que se entere por favor!