jueves, 29 de mayo de 2008

Cafe cafeeeee

El titulo de esto seria algo asi :

Me gustaban las historias riesgosas
Me gustaban esos raros peinados nuevos


Siempre fui de los que tiran al blanco mas dificil. No se porque.

Tal vez, porque las mujeres (y algunos muchachos tambien) me venian demasiado facil.

Ojo, que segun mi punto de vista, no tengo mucho para enamorar, pero tengo un arrastre tan importante como inexplicable. Y lo que viene facil nunca me gusto. ¿Historias?, si, miles. Como la vez que vinieron mi amigo y su pareja y me dijeron :

- Esta noche vamos a bailar a City Hall
- Bueno, vamos
- Va a venir Estela. Esta todo bien con vos, y tenemos el Gavilan (hotel) ahi al toque.
- Para para para... ¿como es el asunto este?
- A Estela le gustas, y bueno, nos juntamos todos alla y bailamos un cacho, y despues...
- ¡ O sea, a mi me llevan para que me garche a Estela !
- No, para, lo que pasa...
- Como a todos los gatos, a mi me gusta cazar mi comida. No voy.
- Pero...

Esto es real. 100% realidad. Pero como era a titulo ilustrativo, paso a relatar lo que nos concierne.

Cierta vez, trabajando para una corporativa importante, tuve el agrado de conocer a la secretaria del gerente, la cual contaba con el culo mas perfecto del universo.

Claro, esto era como el argumento de las peliculas del infame Indiana Jones. El tesoro es maravilloso, pero los peligros que lo protegen son insalvables. El lucha contra escorpiones, yo lucho contra el probable desempleo, el, contra las flechas, yo, contra un gerente enfurecido y traicionero.

Si. El peligro era tentador, pero era demasiado. Y cualquier mortal comemocos se hubiera amedrentado al solo hecho de que el gerente ya lo empiece a mirar de costado. Yo segui adelante.

Pero nunca jugue fuerte, hasta el dia en que este pobre gusano osó tratarme despectivamente. Fue como si hubieran dicho "preparado, listo, a entubar !"

Aposte todo a primera docena, sin ponerle fichas al cero. Me jugue entero y fui a por el premio mayor.

Un llamado, y en media hora estaba en su departamento de Av Monroe. Ella sabia lo que queria (contaba con 42) y yo ansiaba lo que proponia y mucho mas (contaba con 26).

Nos trenzamos con furia, y quede enroscado en sus medias negras 3/4 y su perfume malicioso. Sus pechos pequeños y perfectos (o perversos) jugaron un papel secundario mas que digno.

Como el sofa hacia demasiado ruido, terminamos en el piso, al ritmo de nuestras respiraciones agitadas. Seguia sonando el CD que le regale.

La seguimos al otro dia en la ducha. Nos vestimos a regañadientes, y salimos a buscar los ravioles del domingo. Yo, compre de ricota y nueces, pero juro que les senti sabor a victoria. Sabor a tesoro desenterrado. Sabor a revancha. Ella me juraba que les sentia sabor a enamoramiento.

Anduvimos varios dias tomados de las manos. Fue hermoso. Pero peligroso. Porque todo se ve, todo se sabe, aun en una ciudad anonima como lo es la capital federal.

Y claro. Como siempre, termino en hecatombe.

Porque ellas se enamoran. Porque nosotros tambien, pero no queremos aceptarlo.

Ah, ¿El gerente?... Hizo unos dias despues una fabulosa escena de celos en la oficina. Todos con la boca abierta, hasta su secretaria. Menos yo, que de alguna manera, ya sabia lo que le pasaba con ella.

Lo terminaron mandando a no se que reducto obscuro y mugriento de alguna oficinita perdida.

Todos perdimos un poco en esta historia.
Yo al menos llegue al tesoro, lo toque, lo acaricie, lo mordi y lo saboree.
Yo lo tuve en mis manos.
Lo deje donde estaba, claro. No soy el unico al que le gusta el peligro...

4 comentarios:

Puta se nace dijo...

Lo encuentro por todos lados entonces.
Yo no era la secretaria -soy bastante mas joven- pero si usted era el señor de al lado, fue un placer haberlo visto.
Gracias.

Laura dijo...

city hall? gavilán??

parece que somos vecinos

El gato vagabundo dijo...

Eramos Laura... vivo en Cordoba desde hace 5 años.

Laura dijo...

y bue...de cualquier forma gracias por contestar