miércoles, 14 de mayo de 2008

Romper la rutina

Salio esa mañana con la sensacion de que no seria un dia comun. Mas alla de sus pensamientos cronicos, de llegar al trabajo con la frente colorada luego de una hora de dormir contra la ventanilla del colectivo, de encontrar siempre la taza de cafe sin lavar, se dio cuenta de que ese dia iba a ser distinto.

- Esa morocha de la rotiseria me esta partiendo el mate - penso

Claro que no estaba seguro de que a ella le pasara lo mismo. Ademas, si pisaba en falso, iba a quedar peor que Marley ante la opinion publica y los ciudadanos de todo el mundo que tuvieron la desgracia de cruzarse en uno de sus viajes. Y no hay nada peor que caerle mal a quien nos prepara la comida a diario.

Ese dia iba con la determinacion de un colectivero frente a un charco. Ese dia iba a ser EL dia.

Fue personalmente a buscar el menu del dia (un pollo victima de violencia familiar, con guarnicion de papas carbonizadas en lubricante industrial), nada de andar llamando cobardemente por telefono, salio a buscar lo que mas queria. Las bondades fisicas y el temperamento de la morocha. De la cual, por otra parte, ni sabia el nombre.

- Buenassss...
- Hola Brunito - (que bien sonaba ese nombre en sus labios, totalmente opuesto a lo que sonaba en la boca de su abuela cuando le pedia la chata)
- ¿Que hay hoy?
- Pollo con fritas o ensalada
- Bueno, lo llevo con fritas
- En diez minutos te lo saco

Se quedo mirandola, ir y venir. La amaba, y ni siquiera sabia su nombre. Tenia cerca de 30 años. Hermosos, justos, y crueles. Tenia el cuerpo perfecto de una mujer de su edad. Y entre todas sus virtudes, tenia una crueldad para con los pobres incautos que caian en su telaraña. Cuando se agachaba no doblaba sus rodillas, y dejaba esa masa infartante y exagerada del pecho a merced de la gravedad, sin prenda que las sujete. Ella era demasiado para sus nervios, y lo sabia muy bien. Y sin embargo arriesgo su naipe y le dijo que la amaba.
Ella lo miro con una sonrisa, y siguio en sus faenas gastronomicas.

Bruno insistio.

- Pienso todo el dia en vos, y no se siquiera tu nombre

Ella lo volvio a mirar, pero esta vez, la criminal sonrisa se habia disipado, dejando paso a un rictus espeluznante. Bruno, como un bravo amante, no se dejo amedrentar. Arremetio con todo lo que tenia.

- Y no me importa tu nombre. Me vuelve loco venir a verte, y si como la comida de mierda que como todos los dias, es por venir a verte y llevarme tus palabras en el pecho (y dijo esto, mirandole los pechos a la rotisera)

- Me llamo Irma... veni - dijo acercandose al mostrador y apoyando sus pechos en el menu de Gutierrez - acercate

Bruno se dejo imbuir por su valentia y se acerco al mostrador mas de lo debido

¡¡¡¡PLAF!!!!

Su craneo resono como la dinamita. Y no sintio dolor, sintio fuego en la cara. Ardor, calor, y verguenza. Irma fue hasta el microondas, saco el pollo, le tiro las papas como se tiran papelitos en la cancha, se lo envolvio a las patadas y se lo llevo.

- Ocho con cincuenta - espeto sin ningun sentimiento
- Mira Irma... yo no quise...
- Si quisiste. Y es de cobardes echarse atras
- Pero...
- Lo que mas me gusto, es que al fin lo dijiste. ¿Pero decirme "comida de mierda" ?
- Yo...
- No quiero volver a verte por aca !

Bruno pago, tomo el pollo y llego a la puerta

- En el papel esta anotado mi celular... por si queres verme en algun lugar que no sea aca...

Bruno no se dio vuelta. Sonrio en silencio y salio con su menu ahora elaborado por las manos de una diosa. Ahora, mas que ardor en la cara, sentia cosquillas en el estomago y las piernas flojas.

Por supuesto, ese dia, no se limpio las manos con el papel...

3 comentarios:

TaNgO dijo...

Veo que has vuelto con todo viejo amigo. Muy buenas historia, atrapante!

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Guau...

Laura dijo...

me encantó