martes, 17 de junio de 2008

El dormido

Recuerdo siempre ese dia 20 de Julio.

Cuando nos encontramos ahi, en ese restaurant diente libre en Rivadavia, que alguna vez se llamó Co&cina, celebrabamos otro dia del amigo. Como siempre, entramos serios, y debo aclarar que esta es una estratagema, para que a los dueños del lugar les sea imposible adivinar el quilombo que seguro vamos a hacer. Pedimos un Don Valentin Lacrado, y procedimos a comernos todo lo que se nos ponia en el camino. A la segunda botella de Valentin, las carcajadas eran intolerables. Y las caras de los coreanos tambien, porque vinieron a refrendarnos el derecho de admision y permanencia, al cual replicamos que ese era un derecho que no estaba avalado en ninguna ley, y que si hablabamos de derechos implicitos, el de admision al pais era uno de los nuestros. Se fueron, claro, pero no derrotados.

Nos levantamos, fuimos a buscar unos tacos y unas quesadillas, y volvimos a la base. En ese entonces, yo habia dejado mi vida en Buenos Aires para instalarme en Cordoba, y el encantamiento del cambio de vida estaba dandole paso a la nostalgia, cuando el me preguntó:

¿Y vos que esperas de la vida?

Juro que senti el cachetazo. Senti como si me hubieran despertado de un sueño exasperantemente largo. Por un momento me pregunte si realmente estaba sentado en ese lugar, frotandome la panza horriblemente llena.

Nunca supe, nunca me dijeron, que tenia que esperar algo de la vida. De hecho, siempre fui a buscar, La pregunta esa me trajo la imagen de un kilo de manzanas verdes viniendo desde la verduleria hasta mi casa. No me parecio normal, esperar que la vida traiga algo.

Aunque por otro lado, si uno espera a la vera del Paraná, tarde o temprano nos traera algo, o alguien. Entonces, ¿como hay que plantearse y plantarse ante la vida?

Hay quienes piensan que la vida es un delivery de pizza, hay quienes piensan que la vida es un concepto vago que transcurre en un campo de batalla. Los primeros reciben, los segundos, luchan. Mi amigo es de la idea del delivery. Y eso tal vez, sea fomentado por el hecho de que sus padres se pasaron la vida haciendo un mango, que sus abuelos montaron una industria que hoy el maneja, o por el hecho de que cambia el auto cuando quiere y es dueño de un departamento grande como mi casa. De cualquier modo, el espera, y toma lo que se le presenta.

Yo nunca espere. Fui derecho a la lucha. A un trabajo mal pago, a una carrera universitaria auto-pagada sin terminar, a una casa alquilada con mil quilombos, a una vida sin demasiadas pretensiones, sin demasiadas posibilidades. Una vida de lucha. O segun el, una vida de mierda. Pero fui a buscarla. Recuerdo que en ese entonces tenia millones de expectativas, sueños sobre el futuro, ilusiones. Hoy subsisto como puedo.

Terminamos de comer, de tomar, de fumar y de pedirles los telefonos a las seis chicas ardientes que estaban cerca de nuestra mesa. Despues de otro entredicho con los coreanos, salimos a la avenida. Le conteste "Nada. No espero nada. Salgo a buscarlo". Fue ahi que me di vuelta y vi a tres coreanos con actitud amenazante, y salimos corriendo como llevados por el mismisimo Satanas. Supongo que se llamaban Won, Puh, Fang, Lee, o algo asi esos coreanos compadritos. La cuestion es que nos "acompañaron" hasta el cruce de la calle Ambrosetti con las vias del Sarmiento. Won, Pang, Jin, o como fuera que se llamasen, gritandonos cosas que nuca pudimos comprender.

Nos despedimos como siempre, puteandonos. Lo conozco desde los tres años. Siempre fue igual.
- Chau pelotudo
- Nos vemos hijo de puta
- Llamame mañana, forro
- Listo conchudo.


Pero al pasar los dias, la pregunta comenzo a resonar otra vez...

Despues de dormir durante 4 años, me desperté, haciendome la misma pregunta que lleva cuatro años sin respuesta para mi, una pregunta que el me disparo en aquel entonces.

Si bien la respuesta en un principio fue "nada", hoy me cuestiono cada dia la respuesta. Pero cuando estoy llegando a la conclusion, empiezo a pensar en cualquier cosa, que me saque de ahi.

No vaya a ser que el que vive equivocado sea yo.

2 comentarios:

Alejandra dijo...

Buena historia y buen planteo. Gato, es imposible "no esperar nada", hasta un ermitaño en medio del Tíbet espera lograr, al menos, la iluminación o la sabiduría...
Hay miles de esperas: la felicidad, el dinero, la concreción de un sueño, el laburo ideal, la pareja perfecta, y mientras uno espera que la oportunidad se presente, pelea por eso.
Por lo menos, así lo veo yo (Niembro, era?).
Beso.

Viejex dijo...

Me hiciste acordar a algo que en la contratapa del libro "Argentinos" (o en otra parte, no me acuerdo donde) Lanata dice: "Soy argentino porque espero. Que Peron vuelva, que se acabe la dictadura, que el dolar suba...."