jueves, 19 de junio de 2008

Cuento 1 - Fatalidad

06:15. Abrió los ojos. Sin querer despertarse se dió cuenta de que ya era hora. Estiró un poco los brazos tensando todos los músculos del cuerpo, hasta los de la cara, que quedan con esa expresión tragicómica. miró hacia la ventana, se tumbó sobre su costado izquierdo. Metió su mano derecha en la entrepierna y se rascó un poco, para sentir esa sensación placentera de todas las mañanas. Después, abrazó la almohada y dijo "10 minutitos mas".

06:15. Abrió los ojos, y se levantó. Encendió el pequeño grabador doble cassettera, recuerdo de su adolescencia. Puso un disco de David Bowie. Se estiró en el lugar, y se dió cuenta que no había apagado la luz del balcón. "Así te va a venir la boleta" pensó. Fugazmente, también pensó que el creía haberse despertado antes a esa hora.

06:15. Abrió los ojos. La cama estaba toda desarmada. Decidió levantarse a pesar de su lucha interna, pero los miembros no lo acompañaban en la tarea, por lo que accedió a bostezar otro rato antes de levantarse. Ahora, estaba seguro de que ya había visto esos números en el reloj. Cerró los ojos un momento para tranquilizarse.

06:15. Se despertó, y esta vez estaba nervioso. Algo estaba sucediendo. O el reloj estaba con un ataque de epilepsia, o se estaba volviendo loco. Saltó de la cama, encendió el TV y puso Crónica. Ahí estaba un panadero mostrando como se le incendiaba toda una herencia familiar. "¡ Mi abuelo levanto esta panadería con sus propias manos, levanto mi abuelo !" gritaba mientras apuntaba con sus manos al fortuito siniestro. Vió la hora, 06:17. Encendió el grabador, pensando que iba a estar el disco de Bowie. No. Sonó en su lugar "Lovely Rita" de The Beatles. Se rascó la cabeza y pensó "¿fue un sueño?". Cerró los ojos tratando de recordar.

06.15. Volvió a despertarse. Esta vez, ya no estaba de humor para nada, la luz del balcón estaba apagada, en el grabador estaba sonando "Walking in my shoes" de Depeche Mode. No se rascó la entrepierna ni se estiró. Se preocupó. Levantó el teléfono para llamar a su madre, pero no recordaba el numero. Además, era muy temprano para despertarlos, y encima con semejante historia. No. Se pellizcó y le dolió bastante. Se dijo a si mismo que esa debería ser la realidad entonces. Fue a la cocina, y la cafetera aun no había empezado a funcionar, porque el timer estaba puesto a las 06:30. La pasó a modo manual, y le rogó que hiciera ese café lo mas rápido posible. Fue a su dormitorio a buscar la ropa para bañarse, y olió el café nuevo en su camino a la ducha. "Ahora si" - se dijo, tranquilizandose. En la ducha, metió la cara abajo de la lluvia para despertarse del todo.

06:15. Sonó el despertador del celular. El aparatito cantó "Farawell" de Pedro Aznar para acompañar la transición entre sueño y realidad. Ahora si estaba preocupado. Y mucho. Levantó el teléfono y llamó a sus padres. No atendía nadie. A esa hora, lo sabia, la gente acostumbra dormir, y mas si son personas que ya no trabajan. Se asomó al frío del balcón y miró abajo. Lo que vió lo llenó de sorpresa. Debajo, estaba el mar. Hasta el piso 7, el edificio había desaparecido, y la vista desde el piso 10 no era nada desagradable, pero la idea de que la ciudad y todos sus conocidos habían desaparecido, no lo reconfortó demasiado. Miró hacia los departamentos de arriba, y vio que sus vecinos estaban igual de asombrados que el, y en su afán de ver a la del piso 17, se estiró demasiado sobre la baranda, cayendo después al agua, 3 pisos mas abajo. Sintió el golpe del agua, y la confusión, entre manotazos y burbujas.

06:15. Se despertó con un grito. Azorado, se encontró en su cama y cubierto de sudor. Salto de la cama, corrió a la ducha, y se bañó mas rápido que nunca. Se vistió, y bajó por el ascensor. Cuando llego al piso 7, esperó que el agua invadiera el ascensor, ahogandolo. No sucedió. Llegó a la planta baja, sacó la llave del bolsillo, y salió al frío aire de la aun noche invernal. Camino conlas manos en los bolsillos hacia la avenida pensando que habría sido todo eso. Intentó concentrarse, descifrar esos sueños rarisimos. Estaba en eso cuando por delante cruzó un zorro plateado mirándolo fijo. Se detuvo en seco, y pensó: "esto es otro sueño". Mientras el zorro se perdía entre los autos estacionados, se frotó la cara y caminó con paso decidido hacia la parada. "Si todo esto fue una pesadilla, aun me falta lo peor. El viaje en colectivo".

Aquella mañana salió la noticia en algún diario, y en las radios mencionaron el hecho solo un par de veces. Un joven había muerto durante la mañana, por un problema con un calefactor y el monóxido de carbono generado.






Por un momento llegó a pensar que podría haber sido el.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué cambio de estilo..!
Ideal para una mañana fría y lluviosa.

Claudio.

Alejandra dijo...

Muy bueno, Gato, me gustó mucho el giro del final; te felicito.
Abarzo,
A.

Anónimo dijo...

me encantó el cuento, y lo demás que leí en el blog. Muy bueno.
saludos
ana
http://nadasepierde.wordpress.com/