martes, 5 de agosto de 2008

El origen del vengador

Esto escribía en 1998, con solo 25 años... podría entenderse como el origen de la historia que quiero desarrollar (las de muestra gratis). Modificada de su original, los argumentos son los mismos. El asesino imposible de rastrear. Sádico, y a la vez justiciero, este personaje lleva una década clavado en mi mente.


Casi como un gato cruzo en silencio el húmedo callejón. Parecía increíble que le pasara todo lo que siempre había temido, y todo en el mismo día.
“¡ Dios, que razones hay para que tenga que sufrir todo esto !” exclamo con la mirada al cielo nocturno, que le respondía con una llovizna constante, humedeciendo aun mas sus mejillas cubiertas de lagrimas.

Y su Dios no contesto.

Siguió caminando por la avenida principal preguntándose hacia donde iba, que destino tenia ese largo camino. Y sin embargo seguía caminando y pidiéndole a su Dios la ayuda que no había recibido.
Cuando se canso de caminar, se arrodillo tomándose la cara con las manos, estallo en una carcajada diabólica y luego un alarido cruzo rasgando la oscuridad de la noche: “¡¡¡¿Porqueeee?!!!!”

Y su Dios no contesto.

Llego a la plaza diez minutos después que el amanecer, se sentó en un banco mojado, se quito los zapatos y recostó su entumecido cuerpo, intentando dormir algo. De pronto un patrullero paro cerca de el, del cual descendió un policía que lo intimo a levantarse. Apretando los dientes, se levanto, penso cuidadosamente y se acerco al policía.

.- Señor (dijo el policía), sabe muy bien que no se puede dormir en la plaza.
.- Señor (respondió), sabe usted muy bien que no puede quitar una vida, y sin embargo lo hace.

El policía lo miro sorprendido, sus labios temblaron tratando de responder algo que jamas había pensado, algo que nunca le habían dicho, algo que no le habían enseñado en la academia policial, pero no pudo.
Y por primera vez sintió la impotencia que sentían sus víctimas. Puso en marcha su auto y se alejo lentamente.

Había tenido un día increíble, así que ya nada le importaba mas que decir lo que siempre había sentido. Primero habían sido sus padres, víctimas de un asaltante de diecisiete años. Luego sus hermanos, en un accidente en la ruta, murieron después de dos horas de agonía. Para terminar, su casa se incendio mientras estaba reconociendo a sus hermanos, y murieron sus mascotas, todos sus bienes destruidos, todos sus recuerdos convertidos en cenizas. Solo le quedaba su nombre, que ni siquiera podía recordar.

Con lo que tenia en la billetera compro un cuchillo de caza, un arma y tantas balas como le alcanzo el dinero. Y comenzó a buscar a aquel que había matado a sus padres. “Año nuevo, vida nueva” dijo sonriendo mientras veía el calendario de la plaza que marcaba el segundo día de Enero.

Entonces su Dios comenzó a darle respuestas.

Encontró al asesino de sus padres casi por casualidad, caminando por la calle sin mayores preocupaciones, como si su vida fuera la de un buen ciudadano. Lo tomo del cuello con una mano tapándole la boca con la otra, y lo arrastro hasta aquel callejón que había cruzado la noche anterior. Se introdujo en el y con una patada abrió la puerta de un deposito abandonado.

Lo ato a una maquina vieja y sucia, y sin mediar palabra, le tomo la lengua con el pulgar y el índice de la mano izquierda, mientras la mano derecha se alzaba con el cuchillo de caza, reflejando el sol por un instante. Cuando el cuchillo cayo, solo se escucho un alarido ahogado, mientras el asesino caía desmayado. Su plan comenzaba a concretarse.

Luego de una hora, el asesino comenzó a volver en si, sintiendo un dolor inexplicable en el rostro, y noto que era incapaz de ver. Sus ojos, sin brillo, tenían la mirada perdida porque estaban en la misma bolsa que su lengua.
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Con el máximo sadismo, hacia cicatrizar al asesino con los conocimientos de medicina que había cursado en la facultad de veterinaria. Cuando consiguió algunos elementos quirúrgicos, comenzó a amputarle las piernas primero, y luego los brazos, y completo su obra introduciéndole un objeto punzante en los oídos, dejándolo completamente sordo. Luego de cerciorarse que las heridas habían curado, lo dejo en la avenida principal, como si se tratara de un mendigo, sabiendo que jamas podría contar lo que le había sucedido, o quien era el autor de semejante atrocidad. “El peor castigo para un asesino es hacerle vivir una vida de muertos” pensó.
Acababa de cumplir la primer semana de su nueva vida.

4 comentarios:

penelope dijo...

me he quedado sin palabras.

Anónimo dijo...

¿Esto es lo que tenías en esa funda de laptop?

Excelente gato, muy bueno de verdad.

Cuántas veces preguntamos el por qué de algo, sin encontrar explicación posible... y sin que nadie la dé.

pd: Sobre el post del chicle, acepto pero solo si es de Menta. El de tutti frutti me empalaga!

pd2: Leo todo, aunque no comente... estoy acomodándome a nuevos horarios y con poco tiempo!

Besos!

El gato vagabundo dijo...

Penelope: ¿Deberia interpretar que por lo bueno?¿o tal vez por lo malo?

Mae: Esas cosas escribia yo y guardaba en funda de laptop. Y hay miles de letras de canciones. Que por cierto, nunca saldran publicadas.

Anónimo dijo...

Y habrá posibilidad de que lea alguna de las canciones, junto con el cuento que me prometió, gato?

No sea tímido... de última, hacemos intercambio de escritos.
Yo te paso los mios, que nunca publicaré...:D