lunes, 6 de octubre de 2008

El telo y la tele

Hace muchos, muchos años, había una parejita feliz, que vivía sus años idiotas envueltos en un amor de película. De película muy pelotuda.

Eramos tan felices, que ahora me doy cuenta que solo eramos dos niños viviendo una historia sin futuro, un cuento insostenible. La inmadurez que ostentábamos solo era comparable a la idiotez que profesábamos, cuando frente al mundo nos decíamos palabritas de enamorados. Usted sabe a que me refiero. Esas cosas de la categoría “cuchi cuchi”. Eramos idiotas. Y felices. Si bien no extraño esa felicidad de jardín de infantes, extraño algunas cosas que nos sucedían a menudo, como la historia del telo de La Perla, que Onírica me pide a gritos que cuente.

Por mandato de una ley de tiempos inmemoriales, los padres aceptaban todo, absolutamente todo de mi, menos que me llevase a la nena de vacaciones. Solos. Podíamos ir con la agrupación hippie “emporrados es mejor”, y no había problemas. Pero solos no. Podíamos ir con el club swinger “prestame a la tuya que la mía me cansó”, y culear como gorilas en la niebla… pero solos, como una pareja común, no.

De hecho, ese fue el motivo principal de nuestra separación. Había dado sobradas muestras de integridad, entereza y valores morales (el primer día que fui a su casa, estaba borracho como una cuba). Esgrimían sus padres argumentos como “que van a decir los vecinos”(¿?)

No recuerdo el año, supongo que fue por allá por el 96, decidimos irnos unos días a la feliz, la perla del atlántico, la ciudad más bella del mundo de marzo a diciembre. Nos íbamos unos días a Mar del Plata.

Claro, estaba el tema de que no podíamos ir solos, por lo que tuvimos que buscar (no seria esta la primera vez) un tercero que oficiara de chaperon. En este caso, fue una amiga de ella.

Fuimos hasta la estación constitución, de noche, a tomar el tren. Optamos por esa opción, no por el precio, sino por la aventura. ¡para que!. Apenas subimos al tren, una banda de monos empedados, empezó a cantar como si estuviéramos en la cancha de Claypole. Eso, olor a todo, la mugre, y la iluminación del tren, hacían el fiel reflejo del tren fantasma, o tal vez mas acertado, de un tren con rumbo al presidio del fin del mundo. Y encima, para empeorarla, el tren estaba sobrevendido, por lo cual hubo una pequeña escaramuza en el vagón a raíz de un asiento y dos pasajeros. Una vez que hubo arrancado el convoy infernal (dos horas después de la estipulada), apareció el guardatrén. Y se le ocurrió a este saprogeno, pedir los boletos para controlarlos. Uno de los pasajeros enardecidos, se negó a dárselo, y el guarda se fue y volvió con un amiguito fornido. Entraron al vagón, y encararon al pasajero sedicioso. Este se incorporo, y al instante empezó una guerra de puñetazos e insultos llenos de furia. Esto duro unos 10 minutos. Así empezaba la noche. La noche de mis mini vacaciones en pareja.

Después del viaje en tren, una peripecia irrepetible, una tortura de órdago, llegamos caminando desde la estación, a la avenida independencia. Déjenme decirles que como caballero, debía llevar mi bolso, los bolsos de mi amada, mas los de la amiga de mi amada, mas cajas de comida que la amiguita esta traía para no se quien, mas bolsas y bolsitas. Era yo un bagayero boliviano, caminando hacia el cruce de Avenida Luro e Independencia.

Unos años atrás, había estado en un hotel llamado Sennac, un lindo lugar, donde no me habían cobrado caro, y me habían atendido bien. El Sennac estaba completo, el Ola Mar, también. La desesperación por dejar los bolsos en el piso era tremenda. Y las dos boludas nucleares venían quejándose de que tenían sueño. ¡Sueño!. ¡Estaba yo ahí, perdiendo los años mozos de mi columna vertebral, llevándoles los bolsos!¡Sueño!¡Ingratas!.

Caminando por la calle Rioja, de repente, veo un cartel. Hotel. Voy a entrar y preguntar ahí. Zona roja, las chicas estaban rematando sus últimos trabajos antes de que salga el sol, y yo, exhausto, toque el timbre del hotel en cuestión. Vidrio oscuro en la entrada, puerta de madera. Tuve que tocar varias veces. Y abrieron.

Entre con las dos comadrejas siguiéndome. Bajé bolsos, cajas, bolsitas, cajitas, puloveres y otras yerbas al suelo. Mmmm… alfombra roja. Los que atendían el hotel, estaban detrás de un vidrio ahumado… y la iluminación, como decirlo… no era usual.

Me acerco al vidrio.

- ¿Tenes una habitación?
- … (miradas entre ellos)…
- Habitación, room, sleep, torrar… una ha-bi-ta-cion ¿tenes?
- No
- ¿no se desocupa nada hoy?
- Si, hay habitaciones desocupadas
- Pero… ¿es una broma?. Porque tengo una noche difícil.
- Si, ya veo – me dice el imbecil, mirando a mi novia y su amiga
- No te entiendo flaco, ¿tenes o no tenes habitación?
- Si, tengo, pero no te puedo dar
- Mira, la puta que te parió, no te voy a rogar. ¿¿¿Me das la habitación o no???
- Flaco – me dice el conserje cagandose de risa – este es un hotel para parejas
- ¿Un telo?
- Si… y no te puedo dejar entrar con dos mujeres, a menos que…
- ¿Plata?
- A menos que elijas a una sola.

Empecé a masticar la vergüenza, la risa, y la bronca. Escupí una bola de confusión en la alfombra roja. Cuando termine de armar sobre mí la carga, lo mire, y le pregunte:

- ¿me hubieras dejado entrar si venia sin los bolsos?
- Y, tal vez si – me dijo, ante el horror de “mis mujeres”
- Y bueh… ¿no sabes donde puedo conseguir algo a esta hora?
- Suerte – me dijo, y pulso la chicharra abre puertas…

Esa mañana el sol salió, pero yo, me quedé en cama. Me estalló el estomago de ver lo que había adentro de esos bolsos tremendos. Zapatos, carteras, vestidos de fiesta…

Y el boludo se llevo una mochila con un short, dos remeras, y tres calzoncillos. Las ojotas, las compré allá.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

me encantó el final!!!
el hotl sennac (era cannes al reves!) yo estuve ahi!
saludos!!!

El gato vagabundo dijo...

¡Recien ahora me desburro, despues de años!

Pensaba que Sennac era por Senado Nacional... claro... supongo que los senadores van al Sheraton o al Costa Galana... pobre ingenuo yo...

Gracias !

Anónimo dijo...

Nunca pensé esa opción.... pero me habian dicho lo de cannes por alguien que conocía a los dueños....capaz era un verso y me lo creí...esa también cabe.
senadores??? te parece que harán esas cosas???? nooooooo...

saludos!

Onirica dijo...

te hicieron caminar todo eso con los bolsos???? es una animalada!!! nunca atinaron a ayudarte???

un telo por la perla, por la calle Rioja??? mmmm.... nose... no. salvo que sea, no tampoco. Este... no ese tampoco. Y por la zona roja? Nose!

Buludo! conoces un telo que yo no conozco!!!!

Me encanto el cuento, muchas gracias por cumplirme un capricho.

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

No es vida, Gato. No es vida.

El gato vagabundo dijo...

Ana: Los senadores probablemente no vayan al sennac, ni al senado nacional. Tal vez sean personajes de leyenda, que cobran sueldos pero no existen. Dicen que en Argentina hay mas de un millon de senadores...

Onirica: No. Y no solo eso, me apuraban, porque tenian sueño.

Ademas, yo recuerdo la calle rioja, pero a esa hora, y con ese cansancio, quizas haya sido otra. Aunque estaba en la misma calle que el ola mar y el alpino. Habia uno que se llamaba algo de "americano" o algo asi, cerquita. Al menos hace mas de 10 años ahi habia un telo, mano izquierda a mitad de cuadra, en el sentido que corre la calle. Checalo, aunque te aviso que era medio rasca.

Claudio: No solo no es vida, es un miserable puñado de recuerdos que vienen cada tanto, como diastoles, que me inundan la cabeza cada 15 segundos. Asi vivo, recordando, y guardando nuevo material cada dia. Como Funes el memorioso, llegara un dia en que no sabre si estoy viviendo o recordando.

La heroina del silencio dijo...

jajajaaaaa.!!!! Que momentoooooo!!!!

Sos un fenomeno.!

El gato vagabundo dijo...

Heroina: ¿en serio?¿te parece che?

Me estoy agrandando!