viernes, 12 de diciembre de 2008

El baul de Ignacio - De la coleccion "cuentos escritos al voleo"






Ignacio siempre lo había observado, pero las veces que intentó abrirlo, sus pequeños bracitos no habían podido con la pesada tapa.

Se veía viejo y misterioso. Papa lo abría a veces, cuando creía estar solo, y se quedaba mirando el interior, sin poner ni sacar nada. Simplemente, agachado, miraba ese baúl que, Ignacio no entendía porque, lo habían instalado en su habitación.

Sobre el baúl siempre descansaban revistas, juguetes, medias sucias de tierra de la plaza, pelotitas de ping pong y otras cosas así.

Cierta vez le preguntó a la mamá que era lo que guardaba el baúl, y mamá contestaba siempre lo mismo: "algún día lo vas a saber".

Ignacio creció. Se hizo fuerte y se olvidó de aquel baúl, que ya había pasado al taller de papá por “una cuestión de espacio”.

Cuando cumplió los 13, se acordó de aquel baúl que ahora estaba escondido en el taller del fondo. Su curiosidad se renovó de golpe. Y esperó a la hora de la siesta, de aquel verano agradable.

Entró sin hacer ruido, y sacó todo lo que había sobre el viejo baúl. Encontró un candado, antiquísimo, que lo mantenía cerrado y seguro. Buscó la llave, sabía que en algún lugar tenía que estar.

La encontró entre los tornillos para madera, y fue derecho al baúl.

Cuando lo abrió, un aire antiguo con olor a maderas le acarició la cara, y adentro encontró solo una nota que lo llenó de frustración y a la vez, de curiosidad. Tomó la nota y empezó a leerla, sentado sobre sus pies.

"Ignacio:

El gran día llegó. Pudiste abrir el baúl, y con el, marcaste el fin de una infancia feliz, y el inicio de una vida distinta. Una vida de creer en el alma, en la gente y no en lo material. Este baúl, parece que no tiene nada. Pero, Nacho, no todo es lo que parece.

La curiosidad, es lo que llena, lo que está dentro del baúl de cada uno de nosotros.

Hoy, con esta carta, ganaste el derecho de conocer las historias de papá y mamá, sus vivencias, sus miedos, sus alegrías. Pero por sobre todo, el premio es saber no darse por vencido. Perseguir un sueño, investigar, aprender, para ser finalmente libre. Y cuando somos libres, nada nos resulta imposible.

No hay tesoros de piratas en este baúl, ni cosas parecidas. Hay historias, cuentos, conversaciones, ideas, sueños.

En este baúl, te dejamos también la opción, de dejar los recuerdos más felices de tu niñez, para venir a buscarlos cuando te hagan falta. Y de hacer lo mismo que hicimos nosotros con tus hijos, nuestros amados nietos.

Te amamos, mas que a nada, mas que a nadie, en todo el universo.


Papa y Mama"

Ignacio cerró el baúl, confundido. Cuando se dió vuelta, encontró la mirada sonriente de Papá y Mamá asomados en la puerta del taller.



Aquella noche, después de comer, Ignacio se quedó charlando en la mesa con ellos, bien pasadas las diez.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué lindo leer esto, en vísperas del finde y con esta lluvia de fondo!
Será cuestión de animarse, como Ignacio, a buscar ese cofre personal, y abrirlo...
Besos.

Paula dijo...

Yo añadiría: no hay edad para abrir el baúl. :)

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Si esto fue escrito al voleo...
No tengo palabras, Gato.

Anónimo dijo...

Gato... gracias.

El gato vagabundo dijo...

Ceci: Los fines de semana de lluvia son ideales para ir a husmear el taller de papa buscando algo.

Baterflai: Si hay edad. La edad justa. Ni antes, ni despues. Ese momento en que uno decide que clase de vida va a hacer. Y puede aparecer a cualquier edad.

Claudio: A la pelota! Mira que hay que dejarte sin palabras eh!!!
Para tanto che?

Shei: Lo hago con mucho corazon esto. El que debe agradecer soy yo. Por alentarme a ser libre.

ElFlaco dijo...

Gato y esto no es joda, casi me hace lagrimear, no podes!!!!
Comparto lo dicho por Shei simplemente gracias, son esas lecturas que pienso guardar en mi arcon de los los recuerdos y compartir con mis hijos en algun momento.

El gato vagabundo dijo...

Flaco: apenas termine de juntar todo lo que escribi, te mando el libro encuadernado con cartulina y atado con cintitas.

Lo que se dice, la edicion de lujo!

Paula dijo...

Justamente, por eso mismo, no hay edad para la edad justa.
Oiga, usted no es tan jodido, no se haga.