miércoles, 25 de marzo de 2009

La luna en la bandera - Sexta Parte

Salió de la casa descalzo, cruzó la Rue Tawada y bajó por la arena que ya empezaba a sentirse caliente. El sabía como caminar descalzo en esa arena fina y amarillenta que tomaba cerca de setenta grados arrimándose el mediodía en Marruecos.
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Llegó a la tan anhelada parte húmeda de la playa, ahí, donde el mar apenas llega a besar la costa.
Y miró por primera vez, desde su llegada, al infinito horizonte verdáceo del Atlántico.
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- Argentina debe estar... mmm ... por allá - señaló
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(Zona costera del puerto de Agadir)
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No era extrañar. Era otra cosa. Pensaba en cuán lejos de su destino había nacido. Y que distinta había sido su vida antes de saberlo. La universidad, los amores de juventud, el fútbol en la plaza del barrio. Todo eso, inimaginable ahora.

Ahora todo era Marruecos y su extraño paisaje. Del mundo nuevo, plagado de sierras de piedra y quebrachos, y molles, y el maldito siempreverde que lo invadía todo, a la arena infinita. Esa arena que alguna vez había sido la piedra de vaya uno a saber que cadena montañosa.

Se sentó a esperar que cayera el sol, cerrando los ojos, y pensando en absolutamente nada.

El grupo regresó algunas horas después. Lo encontraron a metros del mar, en la arena, profundamente dormido. Lo despertaron y lo llevaron a la casa. Shilpa, para su sorpresa, venía de la mano con Daniel.




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Durante la cena, comentaron los resultados del trabajo del día, mientras Claudio seguía observando a Shilpa. No hubo respuesta a sus insistentes miradas. Y decidió que a la mañana siguiente, iba a seguir su viaje.

Se acostó en el sofá, y a los pocos minutos sintió pasos, pies pequeños y descalzos se le acercaban. Cuando se dió vuelta, para mirar, vió a Shilpa parada en la penumbra.

- No te entiendo... no sé que pensar...
- Vengo a dormir con vos
- No, no... yo... va a ser mejor que cada uno duerma solo.
- ¿no te gustó ayer?
- Si... pero no entiendo lo de Daniel.
- Con Daniel hace tiempo que estamos juntos
- ¿Y lo de anoche entonces?¿que fué?
- Me dí un gusto Claudio... ¡supongo que podés entender eso!
- Si, entiendo - dijo reflexivo - ... ahora... si no te molesta...

Se volvió a dar vuelta, acomodándose contra el respaldo. Escuchó a Shilpa alejándose en la oscuridad. El resto de la noche fué del silencio y la lejana canción de cuna del mar.

Claudio no se estaba sintiendo cómodo, y la actitud de Shilpa terminó de decidirlo. Era hora de seguir adelante.

A la mañana siguiente, se duchó, saludo a todos, y se fué caminando hacia la terminal. Nadie entendió muy bien esa partida apresurada, excepto Shilpa, claro. Claudio se fué decidido a no dejarse herir nunca más.

Caminando por la Avenué Du Général Kettani, rumbo a la terminal, se detuvo frente a una casa, que tenía una moto en venta en la puerta. La idea se le cruzó como un rayo: Recorrería el trayecto faltante en ella. La moto estaba ya preparada, con alforjas, maletero y un bidón para combustible. El rostro se le iluminó con una sonrisa.

La probó, y andaba muy bien. El dueño era un australiano que se estaba volviendo a su país, después de haber recorrido buena parte de África en esa moto. En un cajero hicieron la transferencia de fondos. Y firmaron los papeles necesarios para circular ante las poco exigentes normas de las autoridades Marroquíes.

Bajó entonces hasta la Avenue Al Moun, y con rumbo al sur, aceleró suavemente, buscando la ruta a Al Aaiún.

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Hizo un alto en la solitaria ruta.
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"No mas paradas" pensó. El asfalto se abría negro entre el cada vez mas lejano océano, y el extremo norte del legendario desierto, el Sahara, donde la vegetación comenzaba a hacerse mas escasa, en la transición gradual de climas.
La parada de Tarfaya, donde lo esperaba un contingente, comenzaba a hacerse borrosa en su cabeza. Tal vez era hora de asumir su soledad y hacer con ella algo productivo.
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Con esa idea, se perdió en el infinito paisaje de arena al atardecer.

7 comentarios:

GABU dijo...

Nada mejor que una moto para semejante travesìa,eh?!

Por alguna extraña razòn siempre quise que mi destino me deposite algùn dìa en MARRUECOS...

P.D.:Eso de no entender lo de darse un "gustito" tambièn parecen tenerlo predestinado los CLAUDIO'S... ¬_¬

Por màs que insista no puedo pegarte en un WORD el escrito y hacer de cuenta que se llama ROMUALDO,vistessss???
jajajajajaajaj

BESETINES Y BUEN FINDE :)

Anónimo dijo...

El infinito paisaje de arena, y al atardecer, parece un destino perfecto.
un beso

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

A la espera de la continuación.
No me des bola, soy un ansioso de mierda.
Qué buena historia!

Nati Alabel dijo...

Bien, me puse al día con la historia. Aparte de que me gusta mucho, estaba pensando que podrías ser novelista. Escribir novelas de aventuras con romanticismo. Sí, ya sé que Wilbur Smith y Sidney Sheldon son escritores horriiiibles, pero están llenos de plata!! Apuntá para ese lado y sacanos de la miseria (hablo en 1era del plural porque cobro por dar consejos, viste)
Beso

Ceci dijo...

Tenía un profe que siempre decía: "Cantinero, es mejor el camino que la posada". A eso me hizo acordar este tramo de la historia.

Nada mejor que un camino para encontrar un destino.

Anónimo dijo...

Gato desaparecido?
todo bien?

Anónimo dijo...

Gato desaparecido.
Todo bien?