lunes, 23 de marzo de 2009

La Luna en la bandera - Quinta Parte

Encontró, dando vueltas por el living, una bandeja giradiscos, conectada a un sintoamplificador valvular, y unos parlantes bastante grandes.


El sol entraba directo a través de las cortinas, y podía oler la sal del Atlántico. Encontró una colección de discos bastante escueta, y entre ellos, apareció un disco que John Coltrane grabó (una rareza) con un vocalista, Johnny Hartman.


- Coltrane con crooner... esto puede ser una enorme sorpresa...


Sabía que Coltrane no aceptaba crooners en sus discos. Esta excepción le decía solo una cosa: Hartman debía ser sobresaliente. Sacó el disco de su cubierta, abrió la bandeja, colocó el disco con sumo cuidado, y acomodó la púa en el primer surco. Y oyó el característico sonido cíclico de los discos de vinilo. Escobillas... y las primeras notas del piano.


Se sirvió la segunda taza de café, y se acostó en el sofá, tirando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. El momento era perfecto.





Hartman destilaba las emociones a través de su voz, mientras Coltrane hacía su parte instrumental. Claudio volaba, soñaba, recordaba, reía y sentía como la piel reaccionaba, erizando los pelos, ante semejante ataque emocional.


Era como un flash de Heroína. Incontrolable. Fascinante y aterrador. Una montaña rusa. Y se dejaba llevar por los recuerdos que se estaban desenterrando, y venían por el. Lentamente, como cuando había tenido ese orgasmo intenso junto a Shilpa, comenzaba a relajarse, a respirar acompasado, a irse en ese ensueño.


Sorbió su café. Y se dispuso entonces, a viajar al pasado, acompañado por el sonido lejano del mar y la melodía que invadía aquella casa.


El recuerdo lo impactó como un meteorito. "Es por reducción de personal" había dicho el gerente. Aquel despido había disparado una serie de acontecimientos que de otra manera, hubieran sido parte de sus sueños mas desbocados. El dilema en aquel entonces había sido volver a casa, empezar otra vez a ver los clasificados, entrevistas, promesas, currículos, viajes... o dejar todo atrás.



Un tiempo atrás, un amigo le había comentado acerca de los campos saharauis. Lo había visto en un documental. Comentaban lo que eran esos campos, su administración, la independencia saharaui, y el estado de aquellos en estos campos. En aquel entonces, no le pareció algo de interés y lo dejó pasar. Un tiempo después aquella idea lo había tomado por asalto. Cuando decidió investigar, su amigo le había dicho que era una locura. El Sahara, dejar todo atrás, arriesgarse. Claro, que Claudio no tenía ya nada que perder...

Apareció entonces el accidente. El entre los hierros con el cinturón puesto, lo que había sido su familia dispersa en el asfalto y la banquina, fuego, gente corriendo, y la linea blanca punteada al alcance de la mano. Un camión venía adelantando a otro y no hubo mas que hacer, que buscar la banquina. El camión hizo lo mismo, así que Claudio volvió al asfalto, pero el auto no tenía ya control. Se encontró con las ruedas del primer camión.
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Claudio en el sofá, apretaba los dientes, los puños, los párpados. Pero no alcanzaba ningún esfuerzo para contener aquellas lágrimas.
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- Tengo que viajar a Río Cuarto, hablé con una gente acá y necesitan a alguien como yo allá.
- Te acompañamos - dijo el padre.
- No... no hace falta... si voy y vengo en el día.
- Igual vamos... nos hace falta una salida.
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Aquella salida había resultado trágica. Claudio de pronto se encontró solo en el mundo. Solo, en un mundo de gente sola. Solo, sin trabajo, sin expectativas de un futuro feliz. Vendió la casa paterna apenas pudo, con todo lo que tenía adentro.
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Con todo eso, depositado en una cuenta, partió una noche desde el aeropuerto de Córdoba, hacia San Pablo, y de ahí cruzaba el océano, esperando encontrar del otro lado aquello que ya no tenía en este.
Una vida. Un futuro. Una sonrisa.

Ya en España, el oficial de aduana preguntó

- ¿Razón de su viaje?
- No lo se...
- ¿Perdón?
- Vengo a buscar trabajo, para quedarme - dijo Claudio. Los ojos se le humedecieron.
- Entiendo...
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Selló su pasaporte. Y agregó en voz baja:
- Encuentreme en media hora en el bar de la planta baja, el que tiene mesas rojas.
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Claudio se sorprendió, pero optó por esperar.
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- ¿Está escapando de algo?
- Si... de mí.
- Lamento decirle que no sirve cruzar el océano mi amigo.
- ¿Sabe de eso?
- Yo lo crucé hace veinte años. Escapando de las dictaduras. Soy Uruguayo.
- No sabía donde ir... creo que acá tengo algún pariente perdido.
- Aquí en España está muy complicado el trabajo para los extranjeros.
- Veré que hago entonces...
- Tengo entendido que en Marruecos, en el ex protectorado español, hay mucho por hacer.
- ¿Trabajo?
- Hay una enorme mixtura de gente. Es una zona turística que quiere crecer.
- ¿Y el visado?
- El español le sirve.
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Claudio hizo una pausa, y luego de suspirar dijo:
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- ¿Porque me ayuda?
- Porque hace veinte años, alguien hizo lo mismo por mí.
- Entiendo...
- No, no entiende. Yo, soy usted, pero veinte años después.
Recordó la primera vez que llegó a Casablanca en barco. La ciudad le parecía una blasfemia a aquella que había imaginado toda su vida. Los modernos edificios, las anchas avenidas, lo tomaron por sorpresa.



"Me engañaron toda la vida" pensó.

Lentamente comenzó a abrir los ojos. No se había movido del sofá, pero había viajado durante horas. La púa saltaba contra la ultima pista del disco. Había terminado hacía tiempo ya.

Se levantó, se acercó al ventanal, y miró al océano.

"Nos engañaron toda la vida" - dijo. Miró la taza, y se tomó lo que quedaba de café frío.

14 comentarios:

Viejex dijo...

Me impacto eso de "Yo soy usted, pero veinte años despues". Eso si que es empatia! Me hiciste investigar un poco, no sabia que era un crooner. Que curiosidad me dio lo de Coltrane & Hartman. Voy a tratar de conseguir algo, a ver de que se trata.

Anónimo dijo...

Muy buena la historia GAto!
y cuanta razón, no hay océano, ni montaña ni nada que ayude a escapar de uno...quizás solo dar un paso adelante y poder dejar lo otro atrás.
un beso

Anónimo dijo...

Si los recuerdos tristes se quedaran en casa todo sería más fácil. Hasta tendríamos la ilusión de poder escaparnos de ellos...

Y qué banda de sonido para esta historia! No hay un reconocimiento blogger que premie esto?

Besos

El gato vagabundo dijo...

Viejex: Es un discazo. Justo, para acompañar esta historia. ¡Y que alegría haberlo impactado!¡eso si que es reconocimiento!

Ana: No hay universo que nos separe de los problemas. Porque los llevamos adentro. Como el amor, como el odio. Ni aun la muerte puede separarnos de ello.

Ceci: Si, hay un reconocimiento blogger, que me llena de orgullo. Ustedes. Que pasan todos los dias.
Ustedes son el premio mas lindo.

M dijo...

La verdad que te felicito nene! escribís super bien!.
Cuando vuelven las clases de manejo?
Besos

GABU dijo...

¡¡¡¡¡ YUPIIIII !!!!!

Decìme que CLAUDIO se va a la Conchinchina de una fucking vez!!!!!!

P.D.:Encima el personaje tambièn llora [¿?]
Nooooo,si es como yo te digo al final los CLAUDIO'S son unos maricotas cagones!!!

Fuera de joda,mencantò: "...de pronto se encontró solo en el mundo. Solo, en un mundo de gente sola."
(acà casi te moqueo yo) :S

BESITUS EN LA LUNA DE VALENCIA ;)

Arle dijo...

La púa saltando contra la última pista...mi hermana mayor pintando su habitación de un rosa furioso y fumando con la ventana abierta para que mi mamá no la detecte.

El permiso para cambiar el disco y toda mi infancia en estas cuatro palabras.

Gracias Gatito

Andrea dijo...

Gato, me encanta como escribis! :)

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Excelente relato. Me mata que venga en dosis. Y eso que lei todo de un tiron... Como está creciendo, Sr. Gato!

El gato vagabundo dijo...

A TODOS: Veo que es generalizada la sorpresa, emocion, y los recuerdos. A eso apunta todo esto. Veo que es unanime el "escribis bien". A eso apunta mi vida.

Realmente estoy sin palabras. Solo "gracias"...

Haifa: Las clases de manejo han finalizado. Hay una serie de consejos utiles, trampas, tretas, trucos, quieros retrucos y demases. Pero eso va por e-correo porque de acá nos sacaron cagando.

Gabu: Dejate de joder. Copiá el texto, pegalo en un txt, y reemplazá "Claudio" por el nombre que se te ocurra. Godofredo, Pantaleon, Solomeo... el que quieras. (PD: todos somos un poquito maricotas. En el fondo, solo queremos que uds nos acaricien).

Arle: ¡Que extraños y maravillosos son los rincones de la mente!¡dos palabras y nos llevan en el tiempo!
Me alegro que te haya podido dar esa vuelta a la infancia.

Andre: ¡Gracias! Aunque no lo crean, escribir me lleva a viajar junto al personaje, a tener arena en los ojos, a sentir el sol... espero poder hacerlo toda la vida.

Claudio: Si... ¿vos sabes que me estoy dando cuenta de a poco de eso?. Las estructuras se ensamblan, las historias cierran, manejo mejor el tiempo y el espacio. Y eso, se logró con la práctica en el blog y el aliento de ustedes... por eso, te decía lo de hacer el blog "cuando tenes ganas". Lo demás viene solito.

Anónimo dijo...

"Solo, en un mundo de gente sola", me quedo con eso. No me banco las soledades, ni creo que pueda hablar mucho más de eso.
Lo de "Yo, soy usted, pero veinte años después" me hizo acordar a una frase de un cuento de Cortázar: "repetir estúpidamente una estúpida vida". Y no porque la vida en sí haya sido estúpida, sino por lo estúpido de repetir.

Muy bueno Gato!
Beso

PD: De todas maneras, estaba con él mismo.

De solos en un mundo de gente sola

Anónimo dijo...

Bueh, se suponía que el último renglón no tenía que salir...
En fin, por algo me olvidé de borrarlo.

Viejex dijo...

Perdon lo totalmente fuera de tema, pero cai en la cuenta de que hace mucho que no se nada del Sr Flaco Cordobes, y su blog aparentemente fue eliminado, cosa que me extraña sobremanera. Alguien sabra decirme si el muy culiau cambio la direccion?

Gracias

El gato vagabundo dijo...

Mae: De eso se trata el proximo!

Viejex: Vos sabes que no tengo ni idea? Un dia desapareció, así, sin mas. Espero que esté bien. Nada mas que eso.