martes, 20 de julio de 2010

Sueños delirantes

Anoche soñé con... no... no soñé con Larissa Riquelme. ¡Que no!... tampoco con Uma Thurman (a ella la soñé hace un par de noches)... no... ¡pará, dejame escribir!...

...Anoche soñé con Joan Manuel Serrat.

La cosa era así:

No sé porque, Serrat había ido a la casa de alguien que evidentemente yo conocía. Entraba yo entonces a la galería cerrada de aquella antigua casa, donde corría un río, o una especie de estanque, pero con unos peces enormes. Si, adentro de la casa.

Nos pusimos a pescar un rato con no se quién, y mire hacia el otro lado del puentecito que pasaba sobre el agua. En una mesita de madera, sentado solo, estaba Serrat con una guitarra.

Me acerqué a la mesa, y me senté cerca, sin mirarlo, como quien busca descanso. Me preguntó algo, no se muy bien que. Probablemente del clima, o alguna trivialidad parecida.

Hablamos algunas palabras, yo no era muy demostrativo, para no provocarle el hastío que le deben provocar todos aquellos que le dicen ídolo, o maestro, o tal vez un "te parto en cuatro", o esas cosas lindas que suelen decir los fans. Yo quería conocer a la persona común, con sus sueños, sus ilusiones y sus logros.

De pronto empezó a llegar gente. Uno o dos mas, de edad avanzada. Miro atentamente, y uno de ellos era Ibrahim Ferrer. El otro era Van Morrison.

Yo seguía sin demostrar nada. Pero a esa altura estaba un poco mas que excitado.

Se sentaron a la mesa, y ahi nomás nació la idea de jugar algún juego de naipes. No había baraja en la mesa, así que echamos mano a los dos o tres dados que había, pero eran dados españoles (¡¿?!), y cuando uno los tiraba, por ejemplo, salía el cero, o también solían perder la forma y quedaban parados en una de sus 17 caras.

A todo esto, el ánimo para la timba estaba a punto caramelo. El catalán estaba que se salía de la vaina, así que dije "voy a buscar unos dados que tengo en casa. Vuelvo enseguida".


Corrí a casa, busqué el cubilete de cuero, forrado de paño verde, y volví a correr hasta la casa donde estaba la mesa ya lista para las apuestas. La emoción de jugar a los "huesitos" con Serrat, Ferrer y Morrison me embargaba. No podía creer el momento que estaba a punto de vivir.

Cuando llego a la puerta que separaba el improvisado garito con la galería descubierta de la casa, una chica, joven, muy bonita ella, vestida como bailarina de ballet, con tutú y todo, en posición "pas de deux" me dice "¡Mirá Diego!...te quiero mostrar la coreografía que voy a ..."

A lo que contesto textual:

- ¡¡¡Pero escuchame, gorda yegua hija de mil putas!!! ¡Está Serrat esperándome del otro lado de la puerta y vos querés que vea la coreografía de no se que!¡Dejame pasar o te mato!.

En mi desesperación por llegar, dije lo peor que se le puede decir a una mujer. En sueños, claro.

Acto seguido, me desperté.

Así que, la primera vez en mi vida que iba a timbear en serio, y encima con gente con la que valía la pena sentarse a charlar y compartir un buen vino, o tal vez un buen cigarro, gente de la cual escuchar y aprender mucho... me la perdí por la coreografía del lago de los cisnes.



¡Ay Tchaikovsky y la reput...

5 comentarios:

Nati Alabel dijo...

A ver si entendí: estabas por timbear con Morrison, Ferrer y Serrat y tu inconsciente lo cambió por una bailarina en tutú???!!

Mona Loca dijo...

Cómo le va a decir gorda!!

Si se la vuelve a encontrar en sueños, no quisiera estar en su piel.

tsj.

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

brasevisto. No es vida.

Onirica dijo...

que buen sueño.yo tengo sueños asi, pero nunca me los acuerdo, me acuerdo de los feos o los traumatuicos nada mas.

El gato vagabundo dijo...

Natalia: podría decirse que si. Como recurso de amparo, puedo decir que fué inconsciente.

Mona: Es verdad. Por eso me desperté tan mal. Si la veo de nuevo a la bailarina en mis sueños, toleraré estoicamente todos sus reproches.

Claudio: Es lo que digo yo. Timbear no es lo mio, pero con esos señores hubiera perdido hasta con gusto le diría.

Onirica: ¡Contanos uno!