jueves, 5 de mayo de 2011

El valor de una promesa

Esto no es un cuento. No es una queja. Tal vez no amerite comentarios tampoco. De todas maneras, no es lo que se pretende. Lo que intenta ser es un pálido reflejo de lo que siente un corazón. Un corazón remendado que está dejando salir lo que puede.


Esto está escrito para mi amiga Mae, la estrella mas brillante de la gran Bahía del Sur.



- Prometeme que no te vas a ir...
- No puedo prometer eso.
- ... sin antes vernos a los ojos.


Ahora miraba sus fotos. Instantáneas de vida, donde no encontraba nada que pudiera contestar a sus preguntas.


Salió a la puerta, y comenzó a caminar. Sin destino fijo, mas que alejarse todo lo que pudiera de las luces.


Llegó a las puertas de la ciudad, y decidió alejarse unos metros mas. Cuando no veía ya sus pies en el sendero, levanto la mirada.


- Ahí estabas - Pensó.


Los planetas seguían girando, aunque sin un motivo mas, que el insulso destino de caer en espiral, durante eones, hacia el sol.


- Tené cuidado. Los planetas miran.
- ¡Como van a mirar!
- Si. Miran. Así que no andes mas en bolas por el patio, o vas a provocar un desastre universal.


Ella se reía con esas ocurrencias. Y recordaba, siempre. Cuando podía, volvía a sacar de la galera cosas que el le había dicho cuando quería levantarle el animo, y las devolvía al que las había dicho antes.

Recordó la voz de Elvis cantando "Return to sender".


- ¡Estas en el ojo del huracán!


De a ratos, el, de a ratos ella. Los dos recorrían siempre esa zona de desastre, quien sabe buscando que cosa. Discos viejos de vinilo tal vez, botellas vacías, o piedritas con formas raras. Algo siempre había que buscar.


Recordó aquel día en que se quedó mirando el cursor en la pantalla, sin poder escribir palabra, sin poder cerrar la boca.

"Así es la vida" pensó, y se le antojó bastante injusta. E irresponsablemente ofreció el trueque.


- Cambiaría mi lugar en la fila por el tuyo.
- No digas boludeces

"Sin dudarlo" - pensó, completando su oferta.


Ahora transcurrían los amables días del estío, y su presencia era aun mas palpable que cuando estaban separados por una enorme distancia.

"Si pudiera te cambiaría el lugar en la fila".

La fila marchaba lenta e implacable hacia el único destino posible. Y el la veía colándose cada tanto unos lugares para atrás, para ganarle un par de días al tiempo, un par de risas a la tristeza, un par de besos a la vida.


Soñó que estiraba su mano y la alcanzaba. Soñó que se iban corriendo de la fila, lejos, a pura risa, gritando como adolescentes.


- ¿No sabías que Saturno le juega a los burros en Palermo, y que Júpiter es el mas chusma de todos los planetas?
- No, pero ahora voy a usar mas el camisón.

Si hubieran estado mas cerca, tal vez, quien sabe, hubieran sido vagabundos, grandes amigos, o enemigos acérrimos. Seguramente algo hubieran hecho con ese tiempo que se regala a cada ser.


Nadie sabe como cuenta el reloj real. A veces cuenta parejo, a veces vuela, otras, va hacia atrás. El reloj que tenía el, el del tiempo de mentira, decía que ya era tarde para cenar, o temprano para levantarse.


Volvió a casa, y envolvió la copa que iba a regalarle cuando la viera. En un mundo ideal, hubieran compartido algunos momentos de alegría, hasta que fueran tan viejos que el viaje se hiciera engorroso. La copa seguramente se habría gastado, así como sus memorias.


"A veces, la imagen de unos viejitos sentados en silencio, no es tan triste" - pensó.


Marcó el calendario. Ya faltaba menos.


- Te la voy a llevar, estés donde estés.
- O la voy a buscar.
- O nos encontramos.
- Si. Nos encontramos.



De una forma extraña, hacía tiempo ya, dos amigos se habían encontrado.

5 comentarios:

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

...

Viejex dijo...

Un poco de melancolía, de vez en cuando está muy bien. Pero como pasa con todo -o casi todo- no se abuse, que es peligroso. Le mando un abrazo.

Wakapinka dijo...

que lindo gato, estoy segura que le va a encantar brindar con esa copa.
besos

Diego dijo...

Claudio: Exacto. Usted me entiende muy bien mi amigo...

Viejex: La dosis justa. No así con el fernet...

Waka: Que lindo verla de nuevo. Usted está intrinsecamente incluida en ese encuentro!

Mae dijo...

A esa copa la voy a llenar de Fernet... Acá en Bahía le decimos "fernet gay". Sin ánimos de ofender a nadie, es el que tomamos las mujeres poco resistentes al alcohol. Entonces así te podés clavar 2 o 3 que no pasa nada... ahora, si pedimos Fernet, con la tapita estamos en pedo.

Funes vuelve por acá también. Te acordás de qué salio esa conversación? De aquella pregunta "¿por qué los planetas no hablan?"
Y ahí me desayuné de que me espiaban en bolas en el patio... qué lo parió, che.

Gatienzo, que no "haiga" duda de que esa copa se va a llenar de Fernet. Y no sea pelotudo, no le cambio nada el lugar en la fila. En algún momento nos vamos a encontrar, así que más vale que esté ahí. Tamos?

Gracias!
Se lo quiere!
PD: Japi verdi tu iú!