miércoles, 24 de septiembre de 2008

Noches de Anestesia - Noche I

Aquella mañana, la Dra Talamone había iniciado lo que sería una exitosa cirugía en el Sr Meneses. Una fractura de tibia y perone necesitaba una intervención divina, y la Dra Talamone era precisamente eso. No solo era una excelente cirujana. También estaba divina.

Meneses no era boludo, y ya antes de la cirugía, había insinuado algunas intenciones no muy santas a la bella doctora. Apenas se recuperó del tiopental y la meperidina, empezó a buscarla con la vista. Pero lo que vió fue algo que no esperaba. Ahí estaba un angel sentado a su lado, con rostro benevolente y una luminosidad inusitada. Estaba ahí para darle alguna señal, un mensaje de paz, una directiva del altísimo...

- Soy el ángel Teo...
- ¡Correte boludo, que no me dejas ver a la enfermera!
- Pero Daniel... traigo un mensaje de...
- Esa nena tiene unas tetas increíbles... ¡correte pajarito !

El angel, decepcionado, confundido, se cambió de silla. Se preguntó si realmente estaba en el lugar correcto. Cuando se acercó Lidia, la enfermera en cuestión, el ángel Teodoro se levantó, miró derrotado al cielo (al cielorraso), y lentamente se fue desvaneciendo en el aire.

- Hola Daniel, soy Lidia, estoy para lo que necesites. Soy la enfermera de la tarde.
- Lidia Lidia... - dijo con la mirada de Dracula - te necesito tanto...
- Quedese tranquilo, vamos a tomar liquido de a poco, a descansar
- Necesito que te quedes conmigo...
- Estoy acá...
- ... para siempre

Lidia se sonrió, y dió media vuelta. Cuando se iba, Meneses vió que había aun mas para maravillarse en esta mujer. Pensó en las estrategias picaflorescas, en las posiciones sexuales que podría llegar a hacer con todo ese yeso y esos hierros.

Llamaba a Lidia a cada rato, y ella venia, siempre, con una sonrisa. Devolvía todas las artimañas de Meneses con otras mejores, que elevaban la tensión sexual, y la tensión arterial del pobre paciente. Llegada la media tarde, ella le dijo :

- Daniel, se un buen paciente, y esperá la noche
- ¿violás solo por las noches? - pregunto el zopenco
- Si... y no sabés lo buena que soy en el oral. Y el escrito ni te cuento.

Le guiñó el ojo al pobre quebrado, que se quedó sin palabras. "Espera la noche" le dijo ella, y miró por la ventana al sol, con odio, pidiéndole que se vaya inmediatamente. La cabeza le explotaba.
Lidia se interesó por el, y no solo eso, a la noche iba a tener su fiestita privada.

Se durmió un rato, para que pase rápido la hora, pero en sus sueños solo veía imágenes de Lidia, por lo que fue una tortura desde el comienzo, al fin. Necesitaba que llegue la noche.

Lo despertó Lidia a las 6 de la tarde. Lo acompañó al baño, lo esperó afuera (el pensó que era para no despertar sospechas), y lo volvió a acompañar a la cama. Cuando estuvo acostado, le dijo:

- Bueno, ahora, descansa un rato más. En una hora vuelvo y te doy lo que querés.

Meneses no lo podía creer. Al final, todas esas historias de hospital que había escuchado, eran ciertas. La enfermera atorranta era un mito que convertía en realidad. No pudo dormir, y pasó la hora. Apareció la Dra Talamone, para su sorpresa.

- Daniel, ¿como va eso?
- Bien doc. Y ahora que la veo...
- Vas a tomar una cefalexina, un diclofenac sódico, y mucho reposo.
- ¿no quiere venir a casa a verme?
- No, tengo mil cosas mejores que hacer. Pero podemos pedir que vaya Lidia
- Si, también, pero si vinieran las dos...
- Ah... Vas a fondo ¿eh?...
- Bueno, es que yo pensaba...
- Yo también voy a fondo... Espera a esta noche y vas a ver...

Meneses sintió que la cabeza no le alcanzaba para la cantidad de ratones que tenía. ¿Las dos juntas?¿podría ser esto posible?¿Era tan apetecible él?

Se durmió, hasta que lo vinieron a buscar dos residentes, grandotes. Lo ayudaron a vestirse y a caminar con las muletas.

- ¿Para que me visten si tengo que pasar la noche acá? - preguntó sorprendido
- Te vas de alta. Tenés el taxi en la puerta.
- Pero... yo...
- A menos que quieras una enema... hecha por nosotros

Ni Lidia ni la Dra aparecieron para despedirlo.

Llegó a su casa, pagó el taxi y subió como pudo a su departamento. Se pasó la noche despierto.


Por supuesto, nadie toco el timbre.

3 comentarios:

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Gato... compartí, por favor... se ve que es de la buena... jajajaja

Wakapinka dijo...

Viste? yo siempre dije que lo de las enfermeras, los médicos y los pacientes, era pura fantasía...
A las pruebas me remito.
W
PD: sí,sí,como Claudio, yo también quiero.

El gato vagabundo dijo...

Claudio: Ojala tuviera de eso que me dieron para provocar amnesia. Si consigo te chiflo.

Waka: Mmmm... ¿vos decis que es asi? Mira que conozco a unas doctoras tremendas. Aplicaban terapia de "shock" Susana Gimenez.

Ahora lo unico que me falta es convertirme en dealer de opiaceas!!
Caramba !