domingo, 31 de enero de 2010

Primer Aniversario

Ocurrió vaya uno a saber en que día de 1994, año del señor.


Contaba yo con frescos 20 años.


Aquel día era el primer aniversario de novios (¿?) que festejaba en mi vida. Nunca antes había llegado a atravesar un año completo con una mujer, a excepción de casi todas mis maestras de grado, y mis profesoras de secundaria.


Por supuesto que mi vieja y mi hermana no cuentan...


Aquella noche salimos de trabajar (si, trabájabamos juntos) y nos fuimos a comer a un hermoso lugar de Palomar, al ladito de Canela que era un bar con apretadero en el primer piso.


Como el motivo de semejante cruzada era el "aniversario", aquella debía ser una ocasión especial. Tal vez por eso, en un acto de bananismo idiota, le señalé al maitrê algo en el menú que decía "pollo a la naranja".


Para no atragantarnos, elegí un heladísimo vino blanco de finisimas burbujas. No espumante.



En el momento que la comida aterrizó en la mesa, debo haber puesto la cara de asco mas contundente de la historia, ya que el maitrê tuvo que disimular la carcajada. Lamentablemente, falló en el intento, ya que se le escaparon unas sonoras esquirlas a través de los dedos que tapaban su boca.




Por supuesto, tuve que probarlo como si fuera el plato mas delicioso del planeta. Era imposible. Una repugnante "salsa" con pulpa de naranja invadía cada rincón del maldito pollo muerto. El sabor era ofensivamente inolvidable.



Así que me dediqué en exclusiva al vino blanco.


Y este es un punto álgido de la historia. El vino blanco, frío, y con una ligera fermentación en progreso.


Decidí pagar la increíblemente costosa cena, para poder finalmente retirarnos a un lugar algo mas reservado, llamemosló por caso... el malditamente horrendo hotel Colt de la avenida Marquez.


Me levanto de la silla, salimos a la puerta, y enciendo un Yves Saint Laurent mentolado, GUARDANDO el encendedor en el bolsillo trasero del pantalón. Un encendedor antiguo, de forma extraña, que había pertenecido a un tío de un amigo, y que me regaló cierta noche de pesca.


A 15 metros del restaurant, el vino me comienza a jugar para atrás. Le pasa la pelota al centrojás, y este se la revienta a un defensor que la para de pecho, media vuelta, y de bombeé al arquero, que la deja pasar con premeditación y alevosía arrojandose hacia el banderín del corner opuesto.


Gol en contra.


Entrando al hotel, nos ofrecen la escasa variedad de habitaciones. Y ELLA elige una. La mas cara, la (en teoría) mejor. Imaginen una habitación de 100 dolares.



Yo estaba como ciego nuevo. Solo podía dejarme llevar.



Cuando enciendo las luces del lugar, veo lo mas insólito que puedo imaginar: el colchón de la cama, era de agua y tenia LUZ. Si. Luz. Violeta, para mas datos.



"Esto es una catastrofe" me dije.



Me quedé corto.



Ella me toma por sorpresa, y se me abalanza. Me empuja a la cama y yo, con escasísima reacción, caigo de espaldas, peso muerto, en el fabuloso y probablemete caro "colchón de agua con luz violeta adentro". Eso no era todo... estaba además calefaccionado.


En escasos segundos, comienzo a sentir una sensación extraña en la espalda. O estaba transpirando profusamente y de manera brusca, o el colchón estaba gritando desesperadamente que lo emparchen.



Pero para ese entonces, los efectos en mi del vino blanco estaban en su cénit. Y lo que para cualquiera hubiera sido motivo de preocupación, para mi era apenas un detalle en el cual no valía la pena reparar.



===== Continuará =====

8 comentarios:

Nati Alabel dijo...

El bulín al lado de Canela...te referís a Takú? No, tenía que ser otro...

El Colt!!

Qué paisajes, por Dios...!

ElFlaco dijo...

JA! la visita a esos antrasos!!!!, cuanto recuerdo gato has traido a mi memoria, todavia me acuerdo de uno que fuimos mas de dos veces y al llegar el tipo me dice "Como le va don picone!" la cara que le pue tambien fue de antologia.
Feliz recuerdo gatuno

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Otra vez por entregas, como los antiguos folletines?
No juegue conmigo, Gato.
Mire que me va a encontrar...

Canoso dijo...

Intersante historia. Me hace acordar a cuando, de pequeño (unos 18 añitos), fui con mi novia a un telo.
Empezamos a apretar ya en el ascensor y nos fuimos a la habitación más que en llamas.
Nos sacamos la ropa el uno al otro y cuando ya estábamos totalmente como Dios nos trajo al mundo, suena el portero de la habitación.
Era el conserje que me decía que había dejado abierta la puerta del elevador.
Le digo que mande a alguien a cerrarla pero me dice que no tiene a nadie para hacerlo porque todo el personal está acondicioando las habitaciones.
Así que me puse el pantalón y salí al palier a cerrar la maldita puerta.
Se imagina lo que tardé en subirme el cierre con semejante erección?
Por favor, necesito saber el final de su historia....

Dolores dijo...

Yo tengo de esas historias y ya no me pongo tan colorada cuando las cuento...espero ansiosa second chapter.

El gato vagabundo dijo...

Anoche lo leía y decía "es tal cual... mejor no lo puedo escribir". Hoy lo leo, y se entiende la mitad, y la redacción es propia de la borrachera que tenía aquella noche. Un desastre.

Igual... voy a continuar el relato.

Natalia: No me acuerdo si se llamaba vicente, o san lorenzo, o algo asi. El nombre era lo de menos. De un lado de Canela estaba el quisco, del otro, el fínisimo restaurant.

Flaco: Bueno... eso si que es terrible. Nunca me llamaron por el nombre, pero si me hicieron sonrisitas como diciendo "otra vez por aca...". ¡Podríamos abrir un blog completamente nuevo, que se llame "historias telares"!

Claudio: Es que la historia era un poco larga... prometo que se va a repetir unas pocas veces mas.

Carugo: Yo que usted, arrancaba el telefono. ¿No habrá sido en el Ruta no?

Dolores: Si no se pone colorada, la voy a convocar junto al flaco y a quien se prenda a escribir lo suyo en "historias telares"... ¿se anima?

ElFlaco dijo...

Me gusta Historias Telares o tambien podrian ser "TELOcuento" (c) jejeje

Viejex dijo...

TeloCuento es muy buen nombre, Flaco! Esperamos la segunda parte. Es cierto, gato, la redacción quedo un poco inusual, pero se entiende muy bien.